Una verdad esencial: Frente a una amenaza existencial, la humanidad debe trabajar junta
COVID-19 es como una tormenta, una tormenta atronadora y poderosa a lo largo de todo el mundo. Si no lo sabíamos antes, ciertamente ahora sabemos dónde están los agujeros en nuestros techos o dónde no hay techos. Vemos cada vez más claramente quién se empapa, quién se muere y quién permanece seco.
Pero en última instancia, nadie queda intacto. Este solo hecho debe despertarnos a una verdad básica: la humanidad sobrevivirá y prosperará solo si todos los países trabajan juntos. Debemos mejorar la gobernanza mundial en materia de salud y adoptar el multilateralismo.
Esto es bueno para todas las personas, es bueno para los gobiernos y es bueno para los negocios.
Las Naciones Unidas son la institución mejor posicionada para liderar el camino en esta convocatoria. Creo con todo mi corazón que la cooperación global es posible.
Tengo el privilegio de haber pasado los últimos casi cinco años sirviendo como Coordinador Residente de la ONU en Kenya, y ahora haber sido designado como el Coordinador Residente en China, un cargo que asumí este mes.
En Kenya, aprendí una lección vital que llevo conmigo a China. Antes de convertirme en Coordinador Residente, fui Representante del UNFPA en Kenya. En ese momento, en 2014, Kenya se encontraba entre los diez lugares más peligrosos del mundo para convertirse en madre. La tasa de mortalidad materna era de 500 muertes por cada 100.000 nacidos vivos—casi el triple de la meta del Objetivo de Desarrollo del Milenio de un máximo de 170 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos.
En respuesta, bajo el liderazgo del gobierno, ayudé a asegurar US$15 millones en 2014 para revertir esta tendencia. Junto con colegas del sistema de las Naciones Unidas, movilicé a seis empresas del sector privado de China, Kenya, Estados Unidos, Países Bajos y Reino Unido para centrar nuestros esfuerzos en los seis condados de Kenya donde las tasas de mortalidad materna eran más altas. En solo 2,5 años, las tasas en esos condados se habían reducido en un tercio.
Más recientemente, durante mi mandato como Coordinador Residente en Kenya, tuve el privilegio de reunirme con el presidente de Kenya, Uhuru Kenyatta, para discutir la mutilación genital femenina (MGF). Dijo en los términos más enérgicos que quería acabar con la práctica de la mutilación genital femenina de una vez por todas en Kenya, y que quería la asociación de la ONU en este esfuerzo. Gracias a su liderazgo, Kenya está logrando avances notables.
Una y otra vez en Kenya, mi experiencia me mostró la importancia de la voluntad política, como fue el caso en mis destinos anteriores en Iraq, Somalia, Sudán del Sur, Sudán (Darfur), Indonesia y con las Operaciones de Mantenimiento de la Paz de la ONU en Bosnia y Herzegovina, y Kurdistán Iraquí.
Con un liderazgo político (Political leadership, en inglés) comprometido, una buena política pública (Public policy, en inglés) y asociaciones (Partnerships, en inglés) sólidas—podemos lograr lo imposible. Con esas "tres P", podemos minimizar el número de madres que mueren durante el parto. Podemos poner fin a la práctica de la MGF. Podemos crear un mundo en el que las niñas y los niños de todo el mundo puedan soñar en grande y cumplir esos sueños. Y podemos crear una ONU más fuerte para abordar desafíos que cruzan las fronteras libremente, como esta pandemia.
No podría estar más satisfecho de lo que estoy llevando esta lección a mi nuevo puesto como Coordinador Residente de la ONU en China, un país que tiene el compromiso y los recursos para apoyar la cooperación y el desarrollo global. China puede compartir lecciones importantes con el mundo en desarrollo, ya que ha sacado de la pobreza a más de 890 millones de personas en 30 años.
China está dedicada al multilateralismo. Es el tercer donante más grande de la ONU, el segundo donante más grande al mantenimiento de la paz y uno de los mayores contribuyentes de tropas al mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas. Es líder en Cooperación Sur-Sur, apoyando el trabajo de paz y desarrollo en otros países del hemisferio sur.
China tiene los recursos para apoyar el multilateralismo. Con casi 1.400 millones de personas y una economía poderosa que tiene quizás el mayor poder adquisitivo del mundo, China está avanzando en el desarrollo y es una fuente importante de generación de riqueza mundial en los últimos 11 años. La Iniciativa de la Franja y la Ruta de China está creando infraestructura que beneficiará a la gente de los muchos países que toca en Asia, África y Europa.
Necesitamos que todos los países del mundo den lo mejor de sí mismos a la comunidad global y a la ONU, que trabaja tan duro para fomentarla.
Hacerlo realmente sirve a los intereses propios de los países. Muchos desafíos globales ignoran las fronteras nacionales. Enfermedad. Conflicto violento. Refugiados. Cambio climático. Un país se vuelve más seguro cuando ayuda a detener estas crisis a través de una frontera o un océano. Los desafíos traspasan las fronteras, pero también lo hacen los beneficios de resolverlos.
El multilateralismo es también un acto de humanidad básica. Es compasivo responder al grito de sufrimiento de otras personas. ¿No queremos todos que la gente reciba un trato justo, sin importar dónde se encuentren? ¿No queremos que los niños y niñas de todo el mundo sean libres, seguros y felices? Nos agrandamos e iluminamos cuando prosperan nuestros hermanos de la familia humana.
Nos quedan menos de 10 años para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Hemos superado con creces el primer rubor de la celebración de los ODS y estamos lejos de la última carrera desenfrenada. Estamos todos heridos por esta pandemia, aunque algunos más que otros.
Pero no podemos rendirnos ahora. No podemos frenar. Debemos mantener nuestra visión enfocada. Debemos animarnos a nosotros mismos y a los demás. Y debemos trabajar juntos.