Encontrando un terreno común para abordar el cambio climático y los conflictos
Juntos, Kenya y Uganda ponen en marcha una Década de Acción para alcanzar los ODS al asociarse con la ONU para abordar desafíos que trascienden las fronteras de los países.
Cerca de la frontera con Kenya, la pequeña ciudad fronteriza de Moroto en el noreste de Uganda es conocida por sus dukas: pequeñas tiendas que venden artesanía tradicional en madera, cerámica y tejidos.
La gente de Moroto también cría ganado que pasta en los pastizales de matorrales circundantes. Con 7500 habitantes, la comunidad depende de cultivos alimentarios como el maíz y la cassava, un almidón que algunos conocemos como yuca y mandioca.
Como muchos otros lugares de África, Moroto se ha visto afectado por el cambio climático que ha afectado profundamente los medios de vida, especialmente para las mujeres y los niños.
No es casualidad que también se haya convertido en una zona propensa a conflictos. Un poco más allá de Moroto, en la frontera entre Kenya y Uganda, los conflictos que antes estaban contenidos y resueltos a nivel local—comenzaron a escalar con implicaciones políticas, económicas, sociales y culturales en los países fronterizos.
Para las familias, los conflictos han tenido consecuencias devastadoras, desde la pérdida de salarios hasta la pérdida de seres queridos. Ha provocado la ruptura de las redes comunitarias de protección social. También ha conllevado el debilitamiento de las instituciones políticas de gobierno y la interrupción de servicios esenciales. Esta destrucción de los medios de vida tradicionales también aumentó el número de personas desplazadas internamente, sin un lugar al que llamar hogar.
Viviendo en el límite
Este escenario de vivir en el límite se está repitiendo en las ciudades fronterizas de todo el mundo. Vivir cerca de las fronteras puede significar inversiones gubernamentales limitadas en sectores como la educación, la salud y la infraestructura, dejando a las comunidades dentro de una frontera pero fuera de la periferia del desarrollo moderno o de la 'globalización justa' solicitada por el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres.
Comunidades como el “Triángulo de Karamoja” no pueden permitirse perder más terreno. Esta antigua colección de comunidades con un patrimonio sociocultural compartido, vive en las tierras que se extienden por las fronteras entre Etiopía, Kenya, Sudán del Sur y Uganda.
Las mujeres, los hombres y los niños de la zona son muy vulnerables a las variaciones climáticas, como la sequía, que deja a los hogares permanentemente sin alimentos y con opciones limitadas a nivel de trabajo.
En Turkana, en el noroeste de Kenya, más de dos tercios de la población vive por debajo del umbral de pobreza; la alfabetización de adultos ronda el 20% y, a pesar de su enorme potencial para el turismo, la cría de ganado y depósitos minerales, su contribución al producto interno bruto nacional es inferior al 5%. La pobreza y la sequía siguen siendo los principales impulsores de los conflictos.
Soluciones transfronterizas
Solo hay una forma de abordar los desafíos que trascienden sus fronteras, como el cambio climático y los conflictos: Juntos. Los gobiernos de Kenya y Uganda se asociaron con la ONU e iniciaron la construcción de un nuevo acuerdo binacional para la paz y el desarrollo sostenibles en la región de Turkana-Pokot-Karamoja, afectada por el cambio climático y propensa al conflicto, en la frontera con los dos países.
Las conversaciones comenzaron un año antes cuando los ministros de Kenya y Uganda celebraron consultas en Uganda sobre la mejor manera de abordar los conflictos y el cambio climático.
El objetivo era desarrollar el Clúster de Karamoja como una zona socioeconómica única, con políticas y programas conjuntos que generarán oportunidades y esperanza para estas comunidades indígenas, especialmente para los jóvenes.
Un viaje compartido para cumplir los ODS
Este programa conjunto une los “nexos” a nivel humanitario, de desarrollo y de paz para construir comunidades resilientes – aquellas que pueden resistir mejor las crisis. La Agenda 2030 y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) están guiando los esfuerzos de la ONU en Uganda y Kenya para invertir en capacidades indígenas para detectar, prevenir y gestionar los desencadenantes de conflictos y también para movilizar el apoyo de gobiernos nacionales, líderes empresariales y asociados de desarrollo.
Respaldados por los equipos de las Naciones Unidas en Uganda y Kenya, trabajamos con las delegaciones para apoyar las conversaciones en una serie de reuniones a lo largo del año en Kenya y Uganda que llevaron a un acuerdo común (Memorando de Entendimiento) respaldado por ambos gobiernos sobre el trabajo de nuestros equipos binacionales y conjuntos de la ONU.
Los esfuerzos se centraron en las personas que viven en la frontera entre Uganda y Kenya, vulnerables debido al impacto del cambio climático y muchos/as cuentan con pocas opciones más que luchar por los recursos en esta región semiárida.
“Si usted no comercia, no puede crear riqueza. Si no se moviliza, no puede crear riqueza. Y si usted no crea riqueza, todo lo que está haciendo es institucionalizar la pobreza. Queremos eliminar la pobreza de nuestra gente”, dijo el presidente de Kenya Uhuru Muigai Kenyatta durante el lanzamiento.
“Este programa, en cooperación con la ONU, nos ayudará a todos a asegurarnos de que tengamos paz, nuestra gente viva unida y también a permitirnos desarrollarnos, por eso queremos que la ONU abogue por mayores inversiones en infraestructura como carreteras”, dijo el presidente Yoweri Kaguta Museveni de Uganda.
Solo si llegamos a las personas que quedan más atrás y abordamos conjuntamente las desigualdades y la exclusión, podremos evitar que el tejido social se deteriore aún más y crear una base sólida para que las comunidades experimenten la paz y el desarrollo.
Ésta es también la esencia de la Agenda 2063 de la Unión Africana. Las naciones africanas están mirando hacia una África próspera basada en el crecimiento inclusivo y el desarrollo sostenible. Los africanos quieren erradicar la pobreza aumentando las oportunidades de empleo juvenil, promoviendo la agricultura moderna, promoviendo la industrialización climáticamente inteligente, liderando la gestión socialmente responsable de los recursos naturales y participando en el impulso de innovación prometido por la ciencia, la tecnología y la investigación para abordar los cuellos de botella estratégicos que han sido bien documentados.
Vemos esto como un gran cambio para las personas de la región que mejorará los medios de vida, promoverá el ecoturismo, aumentará el comercio transfronterizo y estimulará el desarrollo. La Década de Acción para alcanzar los ODS para 2030 nos brinda una gran oportunidad para transformar el clúster de Karamajong en un corredor climáticamente inteligente donde los valores tradicionales positivos se encuentran con la tecnología y las inversiones inteligentes.
Sobre los autores
Siddharth Chatterjee es el Coordinador Residente de la ONU en Kenya.
Rosa Malango es la Coordinadora Residente de la ONU en Uganda.