“Debemos actuar ahora”: El jefe de la ONU en Madagascar advierte de una posible crisis humanitaria agravada por el cambio climático
En la región del sur de Madagascar, cientos de miles de personas sufren una de las peores sequías de la región en 40 años. En la ciudad de Amboasary Atsimo, por ejemplo, cerca del 75% de la población se enfrenta al hambre severa, y 14.000 personas están al borde de la hambruna. El Coordinador Residente de la ONU, Issa Sanogo, visitó recientemente la región, donde la población se enfrenta a una grave crisis humanitaria.
Usted, junto con las autoridades locales y el embajador suizo, visitó recientemente el sur de Madagascar. ¿Qué puede decirnos de la situación sobre el terreno?
Nosotros empezamos en Betroka, una zona conocida por su inseguridad a causa de los "Dahalo", que son ladrones de ganado [o asaltantes]. Betroka también se enfrenta a la sequía. Se ha visto afectada por la falta de lluvias (menos del 50%). A la inseguridad ya existente, se suma ahora la inseguridad alimentaria debido a la sequía. Si nos desplazamos más al sur, a Amboasary y Ambovombe, dos zonas situadas en tierras áridas, nos encontramos con poblaciones que se enfrentan a la pérdida de cosechas. Casi tres millones de personas sufren las consecuencias de dos sequías extremas consecutivas. La población se enfrenta a las consecuencias reales del cambio climático. No han hecho nada para merecerlo. Pero he visto que están dispuestos a asumir el reto, con nuestro apoyo inmediato y a medio plazo para que se recuperen.
Ciertos grupos de personas están siendo dejados atrás. ¿Qué puede decirnos sobre su situación?
Cuando nos detuvimos en la aldea de Marovato, situada a sólo ocho kilómetros de Ambovombe, pudimos comprobar que estas personas no han sido objeto de ninguna intervención, ya que se consideran parte de la población urbana y, por tanto, no cumplen los criterios de selección. Estas personas se han visto significativamente afectadas por las tormentas de arena, todas sus tierras de cultivo están llenas de sedimentos y no pueden producir nada. Ellas reconocen la importancia de proteger el medio ambiente. Me llamó la atención que hubiera tantas mujeres, pero sobre todo niños y niñas. La mayoría de las zonas del Sur ya están en situación de emergencia nutricional, por lo que es inevitable que estas mujeres y pequeños se vean aún más afectados si no hacemos nada.
¿Qué pasa con las intervenciones que la ONU está apoyando para paliar la emergencia?
Visité muchas intervenciones, incluida las relativas a distribución de alimentos, las intervenciones en materia de nutrición, las actividades de aprovisionamiento de agua, saneamiento e higiene, los servicios de atención prenatal, la salud reproductiva e incluso los proyectos agrícolas.
Cuanto más se integraban nuestras intervenciones en el paquete humanitario, más significativo era el impacto. Por ejemplo, nos detuvimos en un pueblo de Behara. Es un lugar donde la mayoría de la gente está clasificada como CIF 5 (CIF, Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases). Eso significa que están cerca de una situación de hambruna. Y allí fue importante observar que mientras el PMA proporcionaba raciones de alimentos a las familias, UNICEF y el PMA entregaban al mismo tiempo paquetes nutricionales para tratar la malnutrición aguda moderada y severa de los niños y niñas menores de cinco años. Las mismas comunidades también se beneficiaron de los servicios sanitarios y de las consultas prenatales y obstétricas proporcionadas por el UNFPA. Las comunidades podrían beneficiarse aún más de los servicios integrados, como los servicios sanitarios [y] las intervenciones en materia de medios de subsistencia [que la OMS y FAO están estudiando]. Si proporcionamos paquetes humanitarios integrados que puedan extenderse también a actividades de resiliencia, el impacto será más significativo.
Según el director del Programa Mundial de Alimentos, David Beasley, se trata del primer acontecimiento de la historia moderna causado exclusivamente por el calentamiento global. ¿Está usted de acuerdo y qué puede decir sobre el papel del cambio climático en este caso?
Estoy tentado de hacerme eco de las palabras de David Beasley. Como he dicho, he visto el impacto real del cambio climático. Conocí a una comunidad clasificada como CIP 5, entre las comunidades que sufren a diario las desastrosas consecuencias de una crisis que no han creado. Estas comunidades están endeudadas todo el tiempo. Cada vez que reciben transferencias de dinero, tienen que pagar sus deudas antes de poder pensar en atenderse a sí mismas. Tenemos que crear una red de seguridad para ayudar a estas personas atrapadas en un círculo vicioso de deudas.
Avanzando hacia el sur en dirección al mar, visitamos a las personas que se han beneficiado de una plantación de sisal gracias a una resiliente intervención del PNUD. Cuando llegamos, nos recibieron con tal entusiasmo que me dio esperanza, y era evidente que de las algo más de cuatro hectáreas que estaban plantadas con sisal, querían más. ¿Por qué querían más? Porque el sisal ayudaba a fijar las dunas. Al detener la progresión de las dunas, protegía las tierras de cultivo de la invasión de arena, lo que significaba que obtendrían más tierras de cultivo para realizar sus cosechas habituales. Esta era la esperanza que expresaba la gente al vitorear nuestra llegada.
Desde principios de 2021, los donantes han aportado generosamente más de 40 millones de dólares para el llamamiento urgente, lo que ha permitido que 800.000 personas reciban asistencia para salvar sus vidas. [Sin embargo] A finales de mayo, el llamamiento solo estaba financiado en un 53%. Se pide a la comunidad internacional que aumente su apoyo financiero para salvar vidas y aliviar el sufrimiento en el Gran Sur. ¿Puede explicar por qué esto es urgente?
Los donantes fueron generosos. Sólo que la sequía ha continuado más allá de lo esperado, [y] los fondos recibidos son insuficientes para cubrir las necesidades actuales y futuras.
Debemos actuar ahora. Los cultivos anuales son un problema que probablemente se convertirá en una nueva crisis en la próxima temporada agrícola. Los retos medioambientales, humanitarios y de desarrollo están interrelacionados. Tenemos que proporcionar rápidamente ayuda humanitaria y continuar con nuestros esfuerzos de desarrollo para influir en la vida de las comunidades. La resiliencia es la solución Sin embargo, existe una necesidad imperiosa de aplicar una solución a largo plazo liderada por el Gobierno, que acompañe a las respuestas humanitarias. La temporada de hambre se acerca. Con el riesgo de ver cómo se deterioran aún más las condiciones de vida de las personas. Corremos el riesgo de ver a estas personas que han soportado la prolongada sequía entrar en la época de escasez sin medios para comer, sin dinero para: pagar los servicios sanitarios, enviar a sus niños y niñas a la escuela, conseguir agua potable e, incluso, para conseguir semillas para plantar en la próxima temporada agrícola. Debemos actuar ahora con respuestas humanitarias y de desarrollo para poder salvar vidas y tener la esperanza de un futuro mejor.
Blog de Issa Sanogo, Coordinador Residente en Madagascar, con el apoyo editorial de Paul Vandecarr y Celine Adotevi, Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD). Para más información sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Madagascar, visite Madagascar.UN.org. Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, visite el informe de la presidenta del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible sobre la OCD.