La recuperación de COVID-19 debe ser en aras de un mundo mejor
Estamos viviendo en una época sin precedentes. La COVID-19 continúa devastando los sistemas de salud, paralizando las economías y exacerbando las desigualdades en todo el mundo. Mientras escribo estas palabras, la región del Caribe sigue siendo un epicentro de la enfermedad, lo que pone de relieve una realidad simple: las crisis globales requieren soluciones globales. Esta pandemia es nuestra oportunidad de fortalecer la colaboración regional y la solidaridad global para abordar nuestros desafíos compartidos y avanzar. Esto solo puede suceder si somos lo suficientemente valientes y dedicados para aprovechar las oportunidades que se nos presentan.
¿A dónde vamos desde aquí?
Esta semana, Jamaica recibió sus primeras entregas de vacunas contra la COVID-19 financiadas por el mecanismo COVAX, y aproximadamente 15 países del Caribe recibirán para mayo algo más de 2.1 millones de dosis de vacunas a través de COVAX. La administración e implementación de programas de vacunación, contra la COVID-19, efectivos y equitativos constituyen uno de los primeros pasos en el largo viaje para recuperar, reconstruir y restablecer los niveles de desarrollo que han tenido países como Jamaica.
Para apoyar aún más la reconstrucción, y durante los meses venideros, las Naciones Unidas trabajarán con sus asociados en todo el Caribe para facilitar el desarrollo de una hoja de ruta mejorada para reconstruir para mejorar. El nuevo plan de negocios, un acuerdo plurianual, definirá las áreas de apoyo y cooperación técnica que los equipos de las Naciones Unidas en los países brindarán a los pueblos y gobiernos del Caribe. Esperamos colaborar con todas las partes interesadas para lograrlo.
Reconstruir para mejorar aterrizado en objetivos y resultados tangibles
A lo largo de este proceso, la brújula común seguirá siendo la Agenda 2030. Si algo nos ha enseñado el año pasado es que los países estarán en una mejor posición para afrontar y recuperarse de las crisis si están más cerca de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Este creciente consenso se destaca por los esfuerzos recientes de los líderes mundiales. En 2020, fuimos testigos de primera mano de la participación personal de los primeros ministros de Canadá y Jamaica en los principales esfuerzos de la ONU para vincular los desafíos financieros, derivados de COVID-19, con los ODS. Nos alentó el compromiso de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de hacer de la sostenibilidad el núcleo del plan de recuperación para Europa, inspirada, en sus palabras, por los ODS. También hemos visto a los bancos públicos de desarrollo acordar alinear casi $ 2.3 billones en financiamiento anual con los ODS y el Acuerdo de París. El impulso está definitivamente presente.
A nivel regional y nacional, nuestros jefes y jefas de agencias han sido testigos de intercambios constructivos entre gobiernos, jóvenes, organizaciones internacionales, la sociedad civil y expertos del sector privado, debatiendo apasionadamente y descubriendo formas innovadoras de mitigar el impacto socioeconómico de la COVID-19 sobre los medios de vida, impulsar la competitividad y generar resiliencia, formas de promover la innovación y la transformación digital, al tiempo que se fomenta la sostenibilidad y el crecimiento ecológico. Y hemos tomado nota.
Lo que percibimos es un apetito por sistemas de salud más resilientes; una transformación de modelos educativos; incorporando el turismo y el entretenimiento en la agenda de reconstruir mejor, y hacer todo esto de una manera que se centre en el clima y los derechos humanos – especialmente para aquellos que son más vulnerables, incluidas las personas que viven con discapacidades, las mujeres, los niños y las niñas.
Ahora se acepta ampliamente que el acceso universal a la salud ya no puede ser una aspiración ideológica, sino un objetivo fundamental con un plan de acción práctico y una inversión significativa. Con este fin, nuestros sistemas de salud solo se recuperarán si controlamos con urgencia una mayor transmisión de la COVID-19 (incluso mediante vacunas accesibles y asequibles para todos), si protegemos y mantenemos la prestación de otros servicios de salud esenciales y si fortalecemos la transmisión nacional y preparación y respuesta a una pandemia mundial, al mismo tiempo que se promueve la buena salud física y mental entre nuestras poblaciones.
Transformando los modelos educativos, el turismo y la lucha para poner fin a la violencia de género
También existe un amplio acuerdo sobre la necesidad de transformar los modelos educativos. Debido a la COVID-19, casi el 95 por ciento de los niños y las niñas no asisten a la escuela en toda la región. Si bien los maestros de toda la región se han dedicado incansablemente y desinteresadamente a ofrecer alternativas de aprendizaje para quienes las necesitan, la educación de los niños y las niñas aún se ha visto interrumpida de manera masiva. Esto se ve agravado por una brecha digital que resulta en desigualdades significativas en la provisión y acceso a dichas alternativas de aprendizaje disponibles. A pesar del alto precio en nuestras economías, existe un notable y creciente apoyo de las personas, los gobiernos y el sector privado para la digitalización en la educación, especialmente para nuestros niños y niñas que viven en situaciones más vulnerables y aquellos y aquellas de las zonas rurales. Esto es encomiable, pero se puede hacer aún más.
El turismo, uno de los sectores más dinámicos de nuestra región y en el que la creación de empleo es más fuerte, ha sido uno de los más afectados por la crisis actual. Las empresas a gran y pequeña escala están pidiendo una agenda de mejor reconstrucción que abarque el turismo de formas más sostenibles, equitativas y ambientalmente responsables. Al hacerlo, nos aseguramos de que el turismo, así como las industrias del entretenimiento y la creatividad recuperen su posición como proveedores de trabajos decentes e ingresos estables y como guardianes de nuestro patrimonio cultural y natural. Más allá de los indicadores económicos, el turismo, los viajes y el entretenimiento acercan a las personas y nos recuerdan nuestra humanidad común.
En el corazón de la pandemia, las Naciones Unidas, con el apoyo de sus asociados, destinaron millones de dólares para ampliar la lucha contra la violencia de género en la región y el mundo. En el Caribe, a través de la Iniciativa Spotlight, financiada por la Unión Europea y otros, se aceleró notablemente el desarrollo de recursos virtuales e innovadores para mujeres y niñas, incluido un mayor impulso para refugios de transición seguros para víctimas de abuso. Aún así, la epidemia de feminicidio y violencia familiar aún acecha: desmantela familias, reduce la fuerza laboral económica y amenaza con erosionar la fibra moral de nuestras sociedades. Las mujeres y los niños y las niñas de nuestra región merecen algo mejor y no deberían tener que esperar. Esta agenda de reconstruir para mejorar no debería dejarlos atrás.
El tiempo para la acción es ahora
Ahora es el momento de reforzar nuestro compromiso y esfuerzos para construir economías y sociedades más inclusivas y sostenibles que sean resilientes frente a las pandemias, el cambio climático y otros desafíos globales. La Década de Acción de las Naciones Unidas reconoce que estos desafíos requieren urgencia y ambición, acciones concretas y resultados. Si bien los gobiernos, la sociedad civil y las alianzas público-privadas están haciendo mucho, no podemos pasar por alto el poder de cada individuo, no solo para vencer a la COVID-19, sino para defender la Agenda 2030 en la vida diaria de cada cual. Desde parlamentos y salas de juntas hasta esquinas y plataformas de redes sociales, cada persona puede comprometerse a respetar mejor el planeta, a apoyar a un vecino o a un niño o una niña en su educación digital, y a comprometerse a hablar con justicia sobre la violencia, ya sea que ocurra a su lado o en Internet – y especialmente cuando victimiza a mujeres, niñas y los más vulnerables entre nosotros.
No cabe duda de que queda mucho trabajo por hacer. En palabras de la Vicesecretaria General de las Naciones Unidas, Amina J. Mohammed: “Los esfuerzos dispersos y ad hoc no son suficientes; necesitamos resultados a escala y un enfoque colectivo, a nivel de toda la ONU [y de toda la sociedad]. Unidos podemos hacer de este un año de intervenciones de urgencia, y del decenio iniciado en el 2020, una Década de Acción para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.”
No podemos tener éxito trabajando de forma aislada. Trabajando unidos podemos construir una sociedad más inclusiva y resiliente, comenzando con un nuevo acuerdo cooperativo plurianual, que esté adaptado para el complimiento de los objetivos previstos y para no dejar a nadie atrás. La región cuenta con el pleno apoyo de las Naciones Unidas.
Construiremos mejor si volvemos a construir unidos.
El blog se publicó originalmente en inglés en The Gleaner. El Dr. Garry Conille es el Coordinador Residente de las Naciones Unidas para Jamaica, Las Bahamas, Bermudas, Turks y Caicos, y las Islas Caimán. El Dr. Conille ocupó la posición de Primer Ministro de Haití; y es médico de profesión. Jomain McKenzie es un Oficial de Coordinación del Desarrollo y Jefe de Comunicación en la Oficina del Coordinador Residente. Traducción y edición por la Oficina de Coordinación del Desarrollo. Para obtener más información sobre el trabajo que se está realizando en Jamaica, visite: Jamaica.UN.org.
















