Las carreras contrarreloj de Haití

Haití se enfrenta a una serie de “carreras contrarreloj” para hacer frente a las crisis que, si no se abordan, podrían tener graves y negativas consecuencias para el futuro del país a largo plazo, según el funcionario de mayor rango de la ONU en materia de ayuda humanitaria y desarrollo en el país.
Bruno Lemarquis es el Representante Especial Adjunto del Secretario General (REASG) de la ONU y Coordinador Residente y Humanitario en Haití. Él ha hablado [con Noticias ONU] sobre la respuesta al terremoto y el proceso de reconstrucción.
“Haití está actualmente en los titulares mundiales por todas las razones equivocadas; está experimentando una crisis multidimensional que incluye un recrudecimiento de la violencia, una falta de combustible que está paralizando muchos servicios clave y el terremoto de agosto que mató a unas 2.200 personas y dejó a cientos de miles en situación de necesidad.
Como Coordinador Residente y Humanitario de las Naciones Unidas y REASG, me comprometo, junto con el equipo de las Naciones Unidas en Haití, no sólo a apoyar las respuestas a las crisis inmediatas, en particular la humanitaria, sino también a garantizar que las Naciones Unidas se comprometan plenamente con la agenda de desarrollo, a avanzar en la aplicación de los ODS y a abordar las causas estructurales profundas que están detrás de la inestabilidad, y de los déficits de desarrollo y de gobernanza de Haití.
Situación humanitaria

En cuanto a la situación humanitaria, la ONU estimó a principios de este año que el 40% de la población de Haití, de unos 11,5 millones de personas, necesitaba asistencia humanitaria, debido principalmente a los altos niveles de inseguridad alimentaria.
El terremoto del 14 de agosto afectó principalmente al sur del país, pero ha tenido consecuencias devastadoras y ha empeorado una situación humanitaria ya de por sí grave.
Creciente inseguridad
Aunque las necesidades siguen siendo elevadas entre los haitianos, el país experimenta una creciente inseguridad que no sólo crea nuevas necesidades humanitarias, sino que también dificulta el acceso y la respuesta en lo referente a reconstrucción y recuperación.
Desde junio, la violencia de las bandas en la zona de Puerto Príncipe ha desplazado al menos a 19.000 personas y ha afectado a 1,5 millones.
La violencia, los saqueos, los bloqueos de carreteras, la presencia persistente de bandas armadas y la consiguiente falta de combustible suponen un obstáculo para el acceso humanitario y el esfuerzo de reconstrucción y recuperación.
Repatriaciones

La repatriación de un gran número de migrantes haitianos en las últimas semanas está haciendo que la situación, ya de por sí difícil, sea aún más compleja.
Unos 11.000 migrantes han sido devueltos a Haití, de los cuales unos 8.000 solamente desde Estados Unidos. La mayoría de los migrantes dicen haber pasado varios años viviendo en Sudamérica o Centroamérica. Además, los migrantes más recientes que habían abandonado Haití tras el terremoto de agosto también están siendo repatriados desde los países vecinos.
Las entidades de la ONU, en particular la OIM, están trabajando en estrecha coordinación con las autoridades haitianas para garantizar que su retorno se produzca con dignidad, a pesar de que sus capacidades están sobrecargadas.
Prioridades de recuperación y reconstrucción
La respuesta humanitaria, unos dos meses y medio después del terremoto, está entrando en una nueva fase y hay una serie de prioridades principales que representan lo que yo llamo ‘carreras contrareloj’, retos que, si no se abordan, podrían tener más consecuencias negativas. La ONU está trabajando codo con codo con nuestros asociados nacionales para abordarlos.
La educación de los niños y niñas ha sufrido considerabelmente. Más de 1.200 edificios escolares resultaron dañados o destruidos. La reapertura de las escuelas es una prioridad absoluta, para evitar más abandono escolar. UNICEF está trabajando arduamente, junto con sus asociados, para apoyar al Ministerio de Educación en la superación de este desafío.
Los pequeños agricultores que han perdido sus tierras, cultivos y ganado necesitan apoyo para no perder la próxima temporada de siembra. Las Naciones Unidas (la FAO y el PMA en particular) están trabajando con sus asociados en este sentido. Esto ayudará a limitar los ya altos niveles de inseguridad alimentaria.
La Organización Internacional para las Migraciones y otros asociados están ayudando a las personas desplazadas a regresar a sus hogares cuando resulta viable, en particular para evitar una mayor migración urbana.
Y la prestación de servicios sociales básicos, en particular los sanitarios, debe reanudarse lo antes posible, para evitar, por ejemplo, la interrupción de los tratamientos médicos y los programas de vacunación. La OMS/OPS, el UNICEF y el UNFPA están trabajando activamente con el Ministerio de Sanidad y otros asociados en este sentido.
Liderazgo nacional en pro de la respuesta
Todo esto ha sucedido bajo el sólido liderazgo de las autoridades de Haití, así como de las autoridades locales y asociados, en un contexto de dificultades logísticas, inseguridad y problemas de acceso.
Una de las principales lecciones aprendidas del aún más devastador terremoto de 2010 en Haití fue la necesidad de apoyar y respetar el liderazgo nacional, los acuerdos de coordinación nacional y las instituciones locales, para confiar en la capacidad, la experiencia y los conocimientos de Haití con el fin de garantizar un cambio sostenible. También se ha prestado mayor atención al apoyo a la economía local y a garantizar la coherencia entre la respuesta de emergencia a corto plazo y las soluciones a largo plazo.
Evaluación de las necesidades posdesastre

El Gobierno puso en marcha una evaluación de las necesidades tras la catástrofe inmediatamente después del terremoto, con el apoyo colectivo de la ONU (con el PNUD como líder técnico) y otros asociados, en particular la Unión Europea, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
El plan de recuperación, que costará unos 2.000 millones de dólares, se presentará en una conferencia internacional convocada por el Gobierno, con el apoyo de la ONU, y prevista para mediados de diciembre.
El evento servirá para concienciar y movilizar recursos para la fase de recuperación y reconstrucción, y se espera que los donantes internacionales se unan para apoyar y defender el desarrollo de Haití a largo plazo.
Coalición
Además de la respuesta de emergencia y el trabajo de desarrollo de emergencia, el equipo integrado de la ONU en Haiti (el equipo de la ONU en el país y la misión política de la ONU) está tratando de centrar sus recursos políticos y programáticos colectivos en algunas de las causas estructurales clave de la inestabilidad y los déficits de desarrollo y gobernanza, incluyendo la lucha contra la corrupción y la impunidad, y la transformación y modernización de la economía.
También se busca apoyar la puesta en marcha de políticas públicas que beneficien a los más vulnerables, por ejemplo en las áreas de protección social, seguridad alimentaria y reducción del riesgo de desastres. De este modo, el nexo entre los esfuerzos humanitarios, de desarrollo y de paz puede avanzar.
Si no afrontamos juntos estos retos y no invertimos en la recuperación, la reconstrucción, el desarrollo sostenible y el abordaje de las causas de fondo, será más difícil para Haití salir de este ciclo de crisis humanitarias e inestabilidad.
Sin este apoyo, el pueblo de Haití seguirá sufriendo y esto se convertirá en una crisis olvidada por el mundo”.
El Coordinador Residente de la ONU, a veces llamado CR, es el representante de más alto rango del sistema de desarrollo de la ONU a nivel de país. El blog fue publicado en inglés, originalmente, en UN News.