Un año desde la toma del poder de los talibanes: No podemos dar la espalda al futuro de Afganistán

Poco antes de que los talibanes tomaran el poder hace un año, visité un orfanato en Kunduz, una ciudad del norte de Afganistán. En ese orfanato hablé con una niña que había perdido a toda su familia el día anterior a la visita, sus palabras me rompieron el corazón: justo el día antes de nuestra conversación, hubo intensos combates entre las Fuerzas de Seguridad Nacional Afganas y los talibanes, y su familia murió. Aunque ella estaba a salvo de cualquier peligro inmediato, tenía acceso a alimentos, refugio y otras necesidades vitales gracias al apoyo de nuestro equipo de las Naciones Unidas sobre el terreno, yo sabía que las necesidades de esta niña y las de otros niños y niñas vulnerables en todo Afganistán eran mucho mayores, y los problemas a los que se enfrentaban sus comunidades eran más complejos.
Un año después, estos desafíos han crecido exponencialmente y nuestros esfuerzos por construir un futuro estable para niños y niñas como los que conocí el año pasado en Kunduz se han vuelto más exigentes. Desde el hambre hasta la pobreza crónica, pasando por el aumento de adversos mecanismos de supervivencia, como el matrimonio infantil o la venta de órganos y de niños y niñas, la escala de sufrimiento en Afganistán sigue aumentando en muchas zonas desde que los talibanes avanzaron sobre Kabul el verano pasado.
Más de la mitad de la población del país vive ahora por debajo del umbral de la pobreza. Casi 23 millones de personas sufren inseguridad alimentaria, muchas de ellas en grado severo, y más de 2 millones de niños y niñas padecen malnutrición. En junio de 2022, un terremoto de magnitud 5,9 sacudió la región central de Afganistán, causando la muerte de más de 1.000 personas y empujando a comunidades ya vulnerables al borde del abismo.
A mí me preocupan especialmente las mujeres y las niñas afganas, cuyas vidas han cambiado de forma irreconocible desde que los talibanes volvieron al poder el verano pasado. Desde el 15 de agosto, hemos presenciado un significativo retroceso de sus derechos económicos, políticos y sociales y una preocupante escalada de políticas y comportamientos restrictivos en materia de género. Sin el derecho a la educación, al trabajo y a la libertad de movimiento, las mujeres se encuentran ahora cada vez más relegadas a los márgenes.

A medida que estos acontecimientos comenzaron a desarrollarse el año pasado, nuestro equipo de las Naciones Unidas reafirmó su compromiso a permanecer y realizar acciones en pro del pueblo de Afganistán. Bajo los auspicios del Marco de Compromiso Transitorio de Una ONU para Afganistán (One UN Transitional Engagement Framework for Afghanistan, en inglés), que es el documento de planificación estratégica global que guía el trabajo de nuestro equipo de las Naciones Unidas sobre el terreno, nosotros hemos sido capaces de salvar vidas al mismo tiempo del mantenimiento de los servicios esenciales y la preservación de los principales sistemas comunitarios. Solo en los seis primeros meses de este año, brindamos algún tipo de asistencia humanitaria a 22,9 millones de personas – lo que supone el 94% del conjunto de 24,4 millones de personas necesitadas. Hogares vulnerables recibieron asistencia alimentaria para salvar y mantener la vida – desde raciones de emergencia, pasando por apoyo estacional, suministros agrícolas y suplementos nutritivos – hasta asistencia sanitaria (médica), refugio de emergencia y artículos no alimentarios, agua, saneamiento e higiene y protección.
Sin embargo, a pesar de la escala sin precedentes de nuestra respuesta (operaciones de ayuda de las Naciones Unidas sobre el terreno, p. ej.), las necesidades en todo Afganistán siguen siendo vastas. Los índices de inseguridad alimentaria, pobreza y endeudamiento se han elevado considerablemente desde que los talibanes volvieron al poder el pasado verano, incluso si las raíces de estos problemas existían mucho antes del 15 de agosto de 2021 al seguir décadas de abandono y subdesarrollo en servicios públicos e infraestructuras principales.
Sin acceso a estos servicios, incluidos una sanidad fuerte, un sistema bancario funcional y un sector agrícola resiliente, las vidas de las personas afganas de a pie seguirán pendiendo de un hilo. El pueblo de Afganistán merece un compromiso serio y una inversión sostenida en su futuro, por lo que, un año después de la toma del poder de los talibanes, estamos redoblando nuestros esfuerzos para fortalecer los pilares fundamentales de la sociedad afgana, empezando por su economía.
Guiados por los objetivos establecidos en nuestro Marco de Compromiso Transitorio (Transitional Engagement Framework, TEF, en inglés), nos vamos a centrar en la recuperación de la economía desde la base, con la ampliación de la participación económica de las mujeres y la creación de más de dos millones de nuevos puestos de trabajo. Con más fuentes sostenibles de ingresos, las familias estarán mejor equipadas para romper los infinitos ciclos de hambre y reducir lentamente su dependencia de la ayuda humanitaria. La plena reincorporación de las mujeres al trabajo es esencial para transformar la economía de Afganistán, por lo cual nosotros estamos trabajando duro en pro de apoyar a las empresas dirigidas por mujeres y ampliar las oportunidades de empleo para ellas por todo el país.

Dado que la mayoría de la población de Afganistán vive en áreas rurales, debemos prestar especial atención al sostenimiento de la economía agrícola mediante el fortalecimiento de los sistemas agroalimentarios y el fortalecimiento de vínculos entre agricultores, productores de alimentos y mercados locales.
Nuestro equipo de las Naciones Unidas ya está implementando estos enfoques en las zonas rurales por todo Afganistán, incluso en algunas de las regiones afectadas por los recientes terremotos. Al visitar esta zona del sureste de Afganistán a principios de este mes, uno de los jóvenes que conocí me dio una nota escrita a mano en la que se enumeraban las peticiones inmediatas para su aldea: agua potable, casas, educación, sanidad, carreteras y empleos. El mensaje a las Naciones Unidas era claro: apóyanos con estas sencillas peticiones ahora y nosotros podremos ayudarnos mejor a nosotros mismos (es decir, ser más autosuficientes) de cara a las incertidumbres del futuro.

Conforme vayamos avanzando, seguiremos trabajando para mejorar la vida de los afganos, incluidas las mujeres y las niñas. Después de que los talibanes volvieron al poder el verano pasado, aumentamos rápidamente la prestación de servicios sanitarios, educativos y de protección esenciales para las mujeres y las niñas. Hemos ampliado este apoyo en los últimos meses, abriendo nuevos espacios sanitarios para mujeres en Kabul para aumentar el acceso al apoyo psicológico; ampliando los equipos sanitarios móviles para llegar a más mujeres y niñas vulnerables afectadas por los terremotos y desplegando más programas de formación para mujeres desplazadas y retornadas a través de nuestros centros de empoderamiento.
Sean cuales sean las incertidumbres que nos aguardan, situaremos las necesidades de las mujeres y las niñas en el centro de nuestros esfuerzos de recuperación y trabajaremos cada día para garantizar que vuelvan a trabajar, que vuelvan a la escuela y que puedan retomar su derecho a vivir vidas libres e igualitarias.

Pensando en este día hace un año, me siento orgulloso del apoyo que nuestro equipo de las Naciones Unidas ha provisto al pueblo de Afganistán, y de los esfuerzos que hemos hecho para prevenir algunos de los peores escenarios posibles que nosotros temíamos se manifestaran.
Profundamente conmovido e incentivado por las realidades sobre el terreno, veo los desafíos que tenemos por delante, y reitero nuestra misión de garantizar que toda persona en Afganistán, incluidos los niños y niñas como la niña de Kunduz, puedan planificar y tener un futuro digno, que vaya mucho más allá de la lucha por la supervivencia hoy día.
Por Ramiz Alakbarov, Representante Especial Adjunto del Secretario General de las Naciones Unidas para el Afganistán, y Coordinador Residente y Coordinador de Asuntos Humanitarios en Afganistán.
Para saber más sobre el trabajo de las Naciones Unidas sobre el terreno, visite: afghanistan.un.org.