Un Santo Tomé y Príncipe post-COVID-19: Un futuro sostenible, con energías renovables y eficiencia energética
Dotado de pintorescas playas, selvas tropicales y arrecifes de coral que atraen a turistas de todo el mundo, Santo Tomé y Príncipe es un pequeño país insular, ubicado en el Golfo de Guinea, frente a la costa occidental de África Central. Su pequeño tamaño, su distancia respecto a los grandes mercados y la falta de diversidad en sus sectores económicos implican que el país enfrenta una serie de desafíos. Como muchos otros pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), el país también está lidiando con los efectos del cambio climático, como el aumento del nivel del mar.
La pandemia en curso de COVID-19 y su impacto en los viajes internacionales ha paralizado temporalmente la próspera industria turística de Santo Tomé y Príncipe. Las autoridades del país se han movido para proteger a su población de la propagación del coronavirus, implementando reglas de distanciamiento social, entre otras medidas. La reducción de la actividad marítima ha provocado la interrupción de las cadenas de suministro internacionales, que son vitales para la exportación del cacao y café del país y para la importación de productos manufacturados.
Si bien la prioridad para muchos países, incluidos Santo Tomé y Príncipe, será prevenir la propagación del virus y proteger los medios de vida en el futuro previsible, muchos analistas ya están pidiendo a los países que “reconstruir para mejor” una vez que haya pasado la pandemia. Específicamente, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, ha propuesto una serie de acciones relacionadas con el clima para dar forma a la recuperación de los países de la pandemia y ayudarlos a abordar el cambio climático.
En este sentido, los paquetes de estímulo ecológico (green stimulus packages en inglés) que incluyen fuertes componentes de energía renovable y eficiencia energética han atraído la atención como opciones viables para ayudar a los países a cumplir con los objetivos sociales, económicos y ambientales, una vez que haya pasado lo peor de la pandemia.
Podría decirse que Santo Tomé y Príncipe ya sentó estas bases hace varios años cuando el país desarrolló su visión 2030: “Santo Tomé y Príncipe 2030: El país que necesitamos construir” (São Tomé e Príncipe 2030: the country we need to build, en inglés), que pone un fuerte énfasis en la integración de las energías renovables y la eficiencia energética en su combinación energética, y en ir alejando al país de su dependencia del diesel importado para la generación de energía y el transporte.
La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), con financiación del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), ha estado trabajando en asociación con el Ministerio de Obras Públicas, Infraestructura, Recursos Naturales y Medio Ambiente (Ministério das Obras Públicas, Infraestruturas, Recursos Naturais e Ambiente, MOPIRNA, en portugués) de la administración pública para ayudar al pequeño país insular a implementar un proyecto para promover inversiones en energía renovable y eficiencia energética en el sector eléctrico.
La ONUDI está ejecutando el proyecto en estrecha colaboración con sus asociados, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo. Con el trabajo que comenzará en 2019 y finalizará en 2023, los asociados están ayudando a Santo Tomé y Príncipe a realizar su visión para 2030, trabajando para transformar el país en un centro insular vibrante y resistente al clima orientado a negocios de economía azul, servicios financieros y turismo.
“A pesar del enorme potencial para aplicar energía renovable en la isla, el punto de partida del proyecto de la ONUDI es un desafío, ya que la experiencia del país con la energía renovable se limita a pequeñas centrales hidroeléctricas coloniales obsoletas o no funcionales”, dijo Martin Lugmayr, experto en energía sostenible de la ONUDI.
Gabriel Makengo, Coordinador Nacional de Proyectos, Dirección de Recursos Naturales y Energía de MOPIRNA, explicó: “Actualmente, no existe una política energética nacional que cubra todo el sector y los intersectores interrelacionados. La aceptación del mercado de productos y servicios de energía sostenible se ve obstaculizada por múltiples barreras, incluida la falta de políticas y regulaciones, capacidad institucional, conocimiento y conciencia, entre otras”.
Para desarrollar una visión holística respecto a energía sostenible, la ONUDI también está apoyando al Ministerio en el desarrollo de planes de acción nacionales de energía renovable y eficiencia energética. Los planes incluirán metas y submetas generales cuantificables y viables (según sector, área temática y/o tecnología) para 2030 y 2050.
También se propondrá un conjunto de acciones políticas concretas y alcanzables con responsabilidades y costos claros. Los planes complementarán y ampliarán el alcance del recientemente elaborado Plan de desarrollo de energía a menor costo (Least-Cost Power Development Plan, en inglés), el cual incluye un escenario de energía renovable con una escala de 50% a nivel de servicios públicos.
“Nadie sabe cómo se desarrollará la pandemia en todo el mundo o cómo afectará eventualmente a Santo Tomé y Príncipe a largo plazo. Pero con el proyecto de ONUDI, estamos apoyando al país para que sea más resiliente frente a emergencias, como el cambio climático y COVID-19. A través del aumento de la participación del país en energías renovables y eficiencia energética, el trabajo que estamos haciendo ayudará a liberar las escasas divisas que pueden destinarse a otros usos, como el desarrollo socioeconómico del país, la adaptación al cambio climático y la atención médica,” dijo Lugmayr.
ONUDI está brindando su apoyo de acuerdo con su estrategia para los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) y su función de liderazgo en la implementación del Tercer Decenio del Desarrollo Industrial para África. El cambio hacia futuros de energía sostenible está desempeñando un papel importante para hacer que los sectores industriales sean más inclusivos, resilientes, productivos y competitivos.
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