2020, un año como ningún otro: La ONU y el mundo responden a la crisis

A finales de 2020, COVID-19 había acabado con la vida de casi 2 millones de personas y dejó a muchos millones más con lesiones duraderas. También condujo a mayores crisis a nivel de salud, empleo, educación, violencia doméstica, migración, y más.
Son muchos fuegos que apagar.
Pero las Naciones Unidas están diseñadas para hacer frente a muchos desafíos a la vez. En este artículo, analizamos cómo las Naciones Unidas—a las que se hace referencia a continuación como “equipos de la ONU” o “la ONU”, pero haciendo referencia a toda la familia de entidades de la ONU—trabajaron juntas para enfrentar los muchos efectos de la pandemia y otros desafíos urgentes. De hecho, el Secretario General de la ONU pidió un alto el fuego global para que el mundo pudiera evocar su energía hacia la lucha contra la pandemia.
También en 2020, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) recibió el Premio Nobel de la Paz. Esta fue una afirmación del rol fundamental que desempeñan las Naciones Unidas en la creación de un mundo en el que todos puedan respirar tranquilos, ganarse la vida y cumplir un sueño. La familia de las Naciones Unidas está movilizando apoyo para todos estos esfuerzos, y para los Objetivos de Desarrollo Sostenible—los cuales constituyen nuestra estrella guía para superar la pandemia y mucho más.
Las vacunas contra la COVID-19 ya se están distribuyendo. Así que echemos un vistazo al año pasado; y recordemos que ahora es el momento de redoblar nuestros esfuerzos.
1. COORDINACIÓN: jugando en el mismo equipo, más importante que nunca

Piense en un equipo de fútbol. Para ganar, todos los jugadores deben trabajar juntos. El mismo principio es cierto con la ONU, solo que lo que está en juego es mayor. Todos los días en todo el mundo, la ONU trabaja para acabar con la pobreza, hacer la paz, construir la igualdad de género y ahora, detener una pandemia. Cuanto mejor sea el trabajo en equipo, más progreso seremos capaces de hacer. Es por eso que la ONU trabaja constantemente en coordinar mejor. Algunos ejemplos: una estrategia global más rentable, roles de liderazgo más claros para los/las Coordinadores/as Residentes de la ONU dentro de cada país o territorio, y una colaboración más fuerte entre las oficinas de la ONU en diferentes países o territorios. De esta y otras formas, la ONU está reforzando su trabajo en equipo para que el mundo pueda alcanzar los mayores objetivos de todos — los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
2. LOS MÁS VULNERABLES: no dejar a nadie atrás

COVID-19 está afectando a personas de todo el mundo, pero está afectando a algunos países y personas más que a otros. La ONU está comprometida a llegar a los más rezagados—entre ellos, los pueblos indígenas. Por ejemplo, las personas de 520 grupos étnicos indígenas en América Latina y el Caribe tienen menos hospitales, enfrentan más discriminación laboral, tienen acceso a menos servicios esenciales y están desproporcionadamente expuestas a otros problemas de salud como la malaria o la diarrea. En todo el mundo, la ONU está apoyando a los pueblos indígenas y a otros que quedaron atrás durante la pandemia. Al hacerlo, también los estamos ayudando a recibir un trato más equitativo y prosperar incluso después de que termine la pandemia.
3. SOLIDARIDAD: encontrando afinidad más allá de las fronteras

Todos los países, incluso los más pequeños, los más pobres y los menos poderosos, tienen algo que ofrecer al resto del mundo. Considere el ejemplo de Malawi. A pesar de tener una población de solo 18 millones de personas y estar entre los países más pobres del mundo, Malawi es un vecino global. Ha contribuido con fuerzas de mantenimiento de la paz a múltiples campañas. En la ONU, es el coordinador global del Grupo de los Países Menos Adelantados. Está previsto que se convierta en presidente de la Comunidad de Desarrollo de África Meridional y recientemente ha sido elegido miembro del Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
4. PONIENDO FIN A LA POBREZA: evitando que millones caigan por un precipicio

En todo el mundo, ciudades y países enteros están cerrando negocios, escuelas y otras actividades diarias para evitar que la COVID-19 mate a más personas y enferme a muchas más. Como resultado, la pandemia puede llevar a 115 millones de personas más a la pobreza extrema. La ONU está trabajando horas extras para evitar que la mayor cantidad de gente posible caiga por ese precipicio. Por ejemplo, Siria ya se enfrentaba a una crisis económica y un conflicto violento prolongado. Además de promover las medidas de prevención de COVID-19, el equipo de la ONU amplió un sistema de vales electrónicos dirigido a hasta 70.000 mujeres embarazadas y lactantes que tienen necesidades nutricionales adicionales.
5. IGUALDAD DE GÉNERO: derribando la barrera más antigua

En casi todos los rincones del mundo, las mujeres y las niñas soportan la carga de padecer más discriminación laboral, salarios bajos, violencia, hambre, enfermedades, muerte prematura y otros males, en comparación con los hombres y los niños. Es más, en muchos lugares, hacen más trabajo no remunerado o mal remunerado que los hombres, como el cuidado de ancianos, cuidado de niños, limpieza y más. Esta desigualdad brutal solo se ha exacerbado durante la pandemia, ya que las mujeres se enfrentan a más violencia doméstica cuando están aisladas en el hogar con parejas abusivas, y se ven más afectadas tanto en el frente económico como en otros. En Samoa, el equipo de la ONU está apoyando a sobrevivientes de violencia de género. Y en India, un cortometraje respaldado por la ONU y otros asociados está llegando a mujeres afectadas por la violencia doméstica.
6. EN MOVIMIENTO: migrantes y refugiados enfrentan a la COVID-19

En todo el mundo, hay más personas en movimiento que nunca. Esto incluye a más de 250 millones de migrantes internacionales, muchos de los cuales se han ido de casa por falta de trabajo, desastres climáticos u otras causas. Unos 80 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares, de los cuales casi 26 millones son refugiados. Para los refugiados y migrantes, sus vidas y sus medios de subsistencia están en riesgo en sus lugares de origen, por lo que se van. Sus viajes son a menudo peligrosos y están sujetos a explotación, abuso y violencia. Ahora son aún más vulnerables con el advenimiento de la pandemia de la COVID-19. En todo el mundo, la ONU está trabajando para apoyar a quienes se desplazan. Esto incluye a Somalia, donde el conflicto ha obligado a personas a abandonar sus hogares e ir a otras partes del país o dirigirse a campos de refugiados en Kenya. Todas estas personas tienen un mayor riesgo de contraer COVID-19.
7. CAMBIO CLIMÁTICO: amenazando a las personas en todas partes

Foto: © ONU Honduras
Los efectos del cambio climático se pueden ver en el aumento de la desertificación y en tormentas más feroces y frecuentes, incendios forestales, inundaciones y otros desastres. Dichos efectos matan o lesionan a millones cada año y estimulan a muchos más a huir de sus hogares o entrar en conflictos violentos. La ONU trabaja en todo el mundo para ayudar a los afectados por desastres y, en primer lugar, para frenar o evitar que el cambio climático tenga tales efectos. En Honduras, las tormentas tropicales acabaron con la pesca, la agricultura y la ganadería en comunidades enteras, y la ONU asistió a la gente con refugio y otras ayudas. En Camboya, la ONU aboga por una mayor inclusión de las mujeres en la lucha contra el cambio climático. Ya sea directamente o no, el cambio climático hace que quienes ya son vulnerables a sus efectos sean aún más vulnerables a la COVID-19.
8. DERECHOS A LA TIERRA: luchando por una tierra cada vez más escasa

En Mali, Níger y Nigeria, entre otros países, los agricultores y pastores entran en conflictos violentos por los derechos a la tierra. El aumento de las temperaturas ha reducido la cantidad de tierra disponible para la agricultura y el pastoreo, dejando a los agricultores y pastores peleando por lo que queda. En algunas áreas, la autoridad estatal está casi ausente, lo que deja a las personas incapaces de confiar en el estado de derecho, teniendo que valerse por sí mismas. Las mujeres se ven más afectadas que los hombres y, sin embargo, pueden desempeñar un papel enorme en la prevención o el fin de los conflictos. Los equipos de la ONU en estos países están promoviendo diálogos comunitarios entre partes en conflicto, capacitando a mujeres para que asuman roles de liderazgo en la consolidación de la paz y tomando otras medidas en pro de la paz.
9. REDUCCIÓN DEL CONFLICTO: adoptando un doble enfoque para la paz

La ONU aboga por enfoques dobles para reducir y prevenir conflictos: Por un lado, el humanitarismo, que enfatiza el apoyo a las personas afectadas por el conflicto; y, por otro, el desarrollo, que crea mejores condiciones de vida para las personas y, por lo tanto, elimina las causas del conflicto en primer lugar. En Ucrania, por ejemplo, más de 10.000 civiles han sido asesinados o heridos y 1.4 millones de personas han sido desplazadas internamente como resultado del conflicto más mortífero de Europa en las últimas dos décadas. COVID-19 solo ha intensificado los desafíos. Decenas de miles de personas han estado huyendo del violento conflicto en la región de Tigray en Etiopía, buscando refugio en Sudán. Las agencias de la ONU están ampliando los campos de refugiados, apoyando la seguridad e higiene de mujeres y niñas; y creando soluciones duraderas para los conflictos.
10. MOVILIZAR A LAS PERSONAS PARA DAR: encontrar fondos para trabajos que salvan vidas

Combatir la pandemia de COVID-19, detener el cambio climático y salvar vidas requiere el compromiso no solo del personal y los asociados de la ONU en todos los países y territorios, sino también de la gente del mundo. También se necesita dinero. Desde Chad hasta Guyana, pasando por Myanmar y más allá, los equipos de la ONU crearon planes integrales para responder a la COVID-19 y a todos los demás desafíos que enfrentan los países del mundo, y reunieron a los donantes para que se comprometieran a brindar su apoyo. En Tailandia, las encuestas sugieren que hasta un tercio de las personas han donado dinero en efectivo, alimentos o suministros durante la pandemia, una indicación de la generosidad de espíritu que se puede encontrar en todo el mundo.
Producido por la Oficina de Coordinación del Desarrollo de la ONU. Escrito por Paul VanDeCarr, basado en historias citadas.
















