En Belice, mujeres encuentran fuerza en la hermandad y rompen los ciclos intergeneracionales de abusos
02 septiembre 2021
Leyenda: Una mujer vende productos caseros en un mercadillo (o bazar) organizado por POWA (la mujer que aparece en esta foto no se cita en el reportaje).
“La primera vez que mi marido me pegó, me pilló por sorpresa”, dice Yolanda*, de 35 años y madre de dos pequeños. La segunda vez que la golpeó, ocurrió delante de su hijo de 5 años. Para Yolanda, este fue un punto de inflexión. “Mi hijo decía: '¡No, papá! No! Fue entonces cuando dije: 'No lo voy a soportar más'” .
Yolanda se fue de casa y se llevó a sus dos pequeños a casa de una amiga durante un par de días. Fue entonces cuando se enteró de la existencia de la organización comunitaria POWA, Productive Organization for Women in Action (Organización Productiva para Mujeres en Acción, en inglés), una organización comunitaria apoyada por la Iniciativa Spotlight que ayuda a las supervivientes de la violencia de género.
Leyenda: Oficina de la organización comunitaria POWA.
Con el apoyo de POWA, Yolanda se mudó a una casa propia y recibió paquetes de alimentos hasta que pudo recuperarse. Además de asistir a las sesiones de aprendizaje empresarial organizadas por esta hermandad para ayudar a las mujeres a ser económicamente independientes, Yolanda es ahora voluntaria de la organización. Dice que ayudar a los demás le da fuerzas.
“Yo estoy ahí para mucha gente, incluso cuando estoy pasando por lo mío”, dice.
A ella le apasiona especialmente ayudar a las mujeres a ejercer sus derechos sexuales y reproductivos. “Yo tengo dos jóvenes a las que ayudo a conseguir anticonceptivos”, explica. “Sus parejas no quieren que tomen píldoras. Tengo que ayudarlas a hacerlo porque sus maridos no lo aprueban”.
Mujeres que están ayudando a mujeres
Abordar cuestiones tan arraigadas requiere un enfoque global, afirma Michele Irving, coordinadora de POWA y responsable del Departamento de la Mujer del distrito de Stann Creek.
Leyenda: Michele Irving, coordinadora de POWA y responsable del Departamento de la Mujer del distrito de Stann Creek.
Las iniciativas de POWA incluyen sesiones informativas que enseñan a las mujeres sus derechos humanos y legales, técnicas de crianza, habilidades empresariales y sesiones de concienciación sobre la violencia doméstica y sexual. Para las mujeres de Dangriga, POWA es una hermandad: un espacio seguro para aprender, confiar y sentirse empoderadas.
“Uno de nuestros puntos fuertes es nuestra capacidad para nutrir a las mujeres a niveles físico, psicológico y material”, dice la Sra. Irving.
Según ella, muchas de sus antiguas clientas se convierten en voluntarias, como Yolanda.
“A veces eso puede ser una fuente de curación: al ayudar a los demás, las mujeres se ayudan a sí mismas. Estos son algunos de los principios rectores y las filosofías que utilizamos”.
Una vida mejor para nuestras hijas
La violencia era normal en la casa donde creció Margaret*. Ahora, con 32 años, aún recuerda cómo su padre golpeó brutalmente a su madre durante años antes de que pudieran salir de allí.
“Mi madre siempre me decía que, si sufría violencia doméstica, yo debía salirme de la relación”, dice. A pesar de esta advertencia, Margaret pasó 12 años en una relación abusiva.
La Sra. Irving dice que esta es una historia común. Cuando una mujer sufre violencia, tiene repercusiones de gran alcance para ella y su familia inmediata, pero también para la sociedad y las generaciones futuras. La exposición a la violencia familiar y doméstica influye en la forma en que los niños y niñas ven y se involucran en sus propias relaciones cuando son adolescentes y adultos.
“La autoestima es un asunto importante”, dice la Sra. Irving. “Hay una reticencia a reconocer a las mujeres y las niñas como personas completas y no sólo como accesorios para sus familias. Las mujeres son primero personas [pero] nuestra cultura actual disminuye y borra a las mujeres. Esto influye en cómo se ven y se valoran a sí mismas, y abre la puerta a los abusos”.
Margaret dice que la formación de POWA le ha ayudado a tener más confianza en sí misma.
“POWA me ayudó a recibir asesoramiento y a reforzar mi autoestima”, ella afirma.
“También hice la sesión de crianza y aprendimos mucho sobre la comunicación con tu hijo o hija, y el desarrollo de una relación. Le dije a mi madre que es mi modelo a seguir y me dijo que estaba orgullosa de mí y que lo estoy haciendo bien por mí misma.”
Aunque Margaret y Yolanda han mantenido el contacto con sus antiguas parejas, dicen que ahora pueden anteponer sus propias necesidades y su seguridad. La violencia ya no forma parte de sus relaciones.
El trabajo de grupos como POWA es fundamental para apoyar a las mujeres y las niñas a poner fin al ciclo de abusos de forma definitiva. Solo con el trabajo de las organizaciones y activistas de primera línea es posible un futuro sin violencia.
*Los nombres han sido cambiados para proteger la privacidad de los supervivientes.
Historia de Stephanie Daniels Moody. Esta historia fue publicada originalmente en inglés por la Iniciativa Spotlight.
Entidades de la ONU involucradas en esta iniciativa