COVID-19 en la actualidad: Cinco formas en que la ONU está luchando contra la pandemia y viendo más allá

El Secretario General de la ONU, António Guterres, describió la pandemia de COVID-19 como la mayor crisis mundial desde la Segunda Guerra Mundial.
En respuesta, los equipos de las Naciones Unidas en todo el mundo han reunido fuerzas no solo para detener la propagación de la enfermedad, sino para hacer frente a sus numerosos efectos secundarios, desde la pérdida masiva de empleos hasta el aumento de la violencia de género.
A continuación, hay cinco formas en que la ONU está combatiendo la pandemia.
1. Informando y combatiendo la desinformación
“La lucha contra COVID-19 es en gran parte una batalla de comunicaciones: para cambiar hábitos, para lavar manos, para quedarse en casa, para mantener el distanciamiento social, para ser amable, mantener la calma y estar conectado", dijo Siddharth Chatterjee en marzo de 2020, cuando fue el Coordinador Residente de la ONU (RC) en Kenya. (Desde entonces, se ha convertido en el Coordinador Residente en China).
En China, el equipo de la ONU apoyó los esfuerzos nacionales y locales para compartir información sobre COVID-19 a través de medios en línea y fuera de línea, incluidos videos que se vieron más de mil millones de veces. El equipo también encontró formas innovadoras de respaldar la respuesta a través de inteligencia artificial, teléfonos móviles y drones.

Esta batalla contra la pandemia es también una batalla contra la desinformación o “infodemia” (infodemic, en inglés), como dice la Organización Mundial de la Salud (OMS). Todas las manos están en la cubierta para compartir información basada en la ciencia, incluso a través de la iniciativa mundial “Verified” (Verificado), de las Naciones Unidas, impulsando las asociaciones para la seguridad y la equidad de las vacunas.
En Uzbekistán, la OMS, el UNFPA y UNICEF capacitaron a más de 30 profesionales de la comunicación del gobierno y otros sectores en comunicaciones de riesgos.
En América Latina y el Caribe, los equipos de la ONU apoyaron la estrategia nacional de comunicaciones para abordar la pandemia en Ecuador y Costa Rica, mientras que decenas de funcionarios de la ONU fueron prestados a gobiernos en cinco regiones para impulsar los esfuerzos de comunicación de crisis.
2. Garantizando la seguridad de mujeres y niñas
Según el informe de políticas del Secretario General de la ONU de abril de 2020 sobre el impacto de COVID-19 en las mujeres, hubo un aumento de más del 25% en el número reportado de casos de violencia contra las mujeres, ya que se vieron obligadas a encerrarse con sus abusadores y los servicios de apoyo se han visto interrumpidos.
Para proteger la seguridad de las mujeres y las niñas, las entidades de la ONU en todo el mundo están trabajando con los gobiernos y otros asociados.
En India, ONU Mujeres está apoyando a los "Jugnu Clubs", grupos de autoempoderamiento de mujeres que brindan refugio y otro tipo de asistencia a quienes huyen de la violencia de género. Mientras tanto, el UNFPA respalda una red de centros de ventanilla única que ayudan a las mujeres que enfrentan violencia.
En Kenya, una línea directa para sobrevivientes de violencia de género vio cómo su volumen de llamadas se multiplicó por más de 12 en los primeros meses de la creciente crisis del coronavirus. La línea directa, apoyada por ONU Mujeres y UNFPA, conecta a las sobrevivientes con los servicios.
En Argentina y Guatemala, a través de la Iniciativa Spotlight respaldada por la UE y la ONU, ONU Mujeres ha apoyado a las autoridades nacionales y locales para garantizar la continuidad de los servicios a las sobrevivientes de violencia doméstica.
3. Apoyando la educación de los niños y las niñas
A mediados de 2020, más del 87 por ciento de los estudiantes matriculados en escuelas o universidades en todo el mundo estaban fuera de la escuela. Aproximadamente al mismo tiempo, la UNESCO informó que casi 60.2 millones de profesores ya no estaban en el aula.
En los primeros meses de 2020, cuando COVID-19 se extendió rápidamente por todo el mundo, la ONU ayudó a los gobiernos a adaptar la educación a las restricciones de la pandemia. En Zimbabwe, por ejemplo, la ONU ayudó al gobierno a prepararse para el cambio derivado de la educación en el hogar.
Estos esfuerzos se ampliaron para satisfacer las necesidades de los más vulnerables. En Bosnia y Herzegovina, por ejemplo, UNICEF y sus aliados organizaron clases en línea disponibles para migrantes y refugiados en los centros de recepción temporal.

A medida que se profundizaba la crisis de COVID-19, el sistema de la ONU continuó apoyando a los países para satisfacer las necesidades educativas de los niños. En Mongolia, un proyecto conjunto de UNICEF, UNFPA y UNESCO abordó las necesidades inmediatas de contenido de aprendizaje en línea y, a largo plazo, está ayudando a la política educativa en Mongolia a adaptarla al aprendizaje remoto y en línea.
4. Compartiendo vacunas con el mundo
En abril de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea y Francia lanzaron el Acelerador del Acceso de Herramientas contra la COVID-19 (Access to COVID-19 Tools, ACT, Accelerator, en inglés), el cual reunió a personas de todos los sectores para brindar un acceso innovador y equitativo a los diagnósticos, tratamientos y vacunas de COVID-19.
COVAX es el nombre del mecanismo que se utiliza para respaldar la investigación, el desarrollo y la fabricación de una amplia gama de candidatos y candidatas a recibir vacunas COVID-19, y también a negociar su precio. COVAX está coordinado por GAVI, la Alianza para las Vacunas (Global Alliance for Vaccines and Immunization, GAVI, en inglés), la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (Coalition for Epidemic Preparedness Innovations, CEPI, en inglés) y la OMS.

Con el surgimiento de múltiples vacunas, COVAX es el único esfuerzo para garantizar que las personas en todos los rincones del mundo tengan acceso a las vacunas COVID-19 una vez que estén disponibles, sin importar cuánto o qué poco dinero tengan.
5. Pensando más allá de la pandemia
COVID-19 ha tenido un impacto devastador. El Índice de Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el PNUD, pronosticó un declive en 2020— la primera vez desde la creación de dicho indicador. Y, sin embargo, por terrible que sea la situación, habrá un mundo después de la pandemia.
Es por eso por lo que incluso cuando la ONU responde a las muchas facetas de COVID-19, está viendo más allá de la crisis para garantizar que los países estén equipados para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible u ODS.
No menos importante, el Fondo Conjunto de las Naciones Unidas para los ODS comprometió un monto inicial de US $ 100 millones para reforzar la arquitectura de financiamiento de los ODS en los países en desarrollo y catalizar las inversiones para promover los ODS.
Un portal de datos sobre COVID-19 lanzado en 2020 ayuda a rastrear la respuesta de los países a la pandemia y cómo los equipos de las Naciones Unidas en los países y territorios apoyan a los gobiernos en esas respuestas. Estos datos ayudan a los gobiernos durante la pandemia y a medida que sus países salen de la crisis y vuelven a ocuparse de las necesidades a largo plazo.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) está trabajando con otras agencias y asociados de las Naciones Unidas para transformar los sistemas alimentarios para que satisfagan las necesidades nutricionales de todas las personas. “COVID-19 ha conmocionado y herido al sistema alimentario”, dice Jong-Jin Kim, Subdirector General y Representante Regional de la FAO para Asia y el Pacífico. “Tenemos la oportunidad de reconstruir de manera más saludable, incluso, mientras apoyamos a quienes han soportado la peor parte”.

En enero de este año, el Secretario General de la ONU, António Guterres, dijo:
“El 2021 debe ser el año en que cambiemos de velocidad y pongamos el mundo en la senda correcta. Necesitamos pasar de la muerte a la salud; del desastre a la reconstrucción; de la desesperación a la esperanza; de las soluciones trilladas a la transformación. Es posible. Entonces debemos hacer que suceda. Desde la unidad.”
Producido por la Oficina de Coordinación del Desarrollo. Escrito por Paul VanDeCarr.
















