Historia
En busca de la seguridad y una pacífica integración en la sociedad de Belice
20 abril 2022
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ConózcanosMercy* vierte zumo de fruta en recipientes de plástico y los carga en su cubo lleno de hielo. Todos los días visita diferentes barrios de Belmopán, vendiendo al público su zumo de naranja, lima, melón y sandía recién hecho. Cuando no hay colegio, lleva a sus dos pequeños con ella. Mercy es madre soltera de dos pequeños.
“A las nueve de la mañana ya estamos en la calle vendiendo. Vamos en bicicleta o a pie, mientras ofrecemos zumo a los transeúntes”.
Cuando tenía 21 años, Mercy* fue violada por miembros de una banda criminal en su país natal, El Salvador.
“Uno de ellos me violó. Luego otro. Hicieron lo que quisieron conmigo”, dijo.
Su hija, que entonces tenía 4 años, fue retenida a la intemperie–a punta de pistola–por otro miembro de la banda.
“Les dije que haría lo que me pidieran, pero que por favor me dejaran vivir. Tengo a mi hija”, dijo Mercy.
Los miembros de la banda la amenazaron con matarla delante de su hija. También exigieron que les pagaran 500 dólares estadounidenses al día siguiente para perdonarles la vida.
Mercy y su familia vivían en un pueblo humilde sin electricidad. Ella nunca había tenido esa cantidad de dinero a mano. Pero era una cuestión de vida o muerte, y pudo pedir el dinero prestado. Después de hacerlo, corrió para salvar su vida y la de su hija.
Desde su llegada a Belice, Mercy está muy agradecida por la seguridad que puede proporcionar a sus hijos.
“Me encanta la tranquilidad de la naturaleza de aquí y disfruto paseando al parque por las tardes con mis hijos.”
Cuando piensa en su vida y en sus seres queridos en su país de origen en Centroamérica, a Mercy se le rompe el corazón ya que tuvo que dejarlos atrás tan repentinamente.
En el norte de Centroamérica, la violencia de género llevada a cabo por grupos criminales es uno de los principales factores que llevan a mujeres y niñas—como Mercy y su hija—a huir de sus hogares en busca de seguridad. Casi un millón de personas de El Salvador, Guatemala y Honduras, han huido de la violencia crónica, a la cual se le has sumado las restricciones relacionadas con la COVID19, las dificultades económicas y los efectos perjudiciales del cambio climático.
Mercy nunca pensó que se convertiría en alguien que tuviera que dejarlo todo y huir para salvar su vida.
Hoy se siente agradecida y aliviada en su nuevo hogar en Belice— uno de los países, junto con Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá, que asistieron a la reunión regional anual para trabajar juntos en la mitigación de las causas del desplazamiento forzado.
Actualmente, Belice acoge a más de 4.000 solicitantes de asilo y refugiados. El pasado mes de junio, ACNUR, UNICEF y la OIM firmaron el primer plan de trabajo conjunto para apoyar los esfuerzos nacionales en Belice para reforzar la protección de los migrantes y refugiados.
“Me siento más cómodo en Belice, en paz. Me siento bien porque estoy lejos del peligro. Mi hija puede ir a la escuela. Mis hijos son libres.”
* Nombre cambiado por razones de protección.
Historia original publicada en UN Belize, escrita por Aida Escobar, Asistente Senior de Información Pública, de ACNUR. Esta versión adaptada fue producida con el apoyo editorial de la Oficina de Coordinación del Desarrollo
Para más información sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Belice, visite: Belize.UN.org.