En busca del agua: la creación de un cambio duradero en materia de agua y saneamiento en Ghana
En un día normal, Adisa Abdul Rhaman se ocupaba de las tareas domésticas de limpieza y de preparar la comida para su familia. Luego, salía de casa para ir a su taller de costura. Como costurera y pequeña comerciante, tiene mucho que hacer cada día, asegurándose de satisfacer a sus clientes con el mejor de los servicios. Esto requería atención al detalle, y mucho tiempo. Después de un duro día de trabajo, Adisa volvía a casa, normalmente agotada.
Al final de cada jornada en la tienda, empezaba otra en casa. Su horario para asegurarse de que había agua en casa obligaba a Adisa a recorrer unos 1,5 kilómetros para ir a buscarla a un arroyo. Después de un día agitado, caminar para conseguir agua era otra tarea más, agotadora. “Me resultaba muy difícil”, dice. “Siempre iba corriendo a casa desde el trabajo. Eso era estresante”.
Eso era antes.
Hoy en día, Adisa, de 28 años y madre de cinco hijos, ya no sale corriendo del trabajo. Ir a buscar agua es menos estresante. Además, el agua es fácilmente accesible, fiable y segura.
Adisa vive en Ward K, una comunidad del norte de Ghana. La suya es una de las 265 comunidades que se han beneficiado de un programa conjunto de las Naciones Unidas sobre agua y saneamiento, dirigido a comunidades propensas a las catástrofes. Los organismos implicados son ONU-Hábitat, PNUD, OMS y UNICEF, y el programa es financiado a través de Global Affairs Canada.
En el marco del programa, comunidades como la de Ward K han recuperado sus sistemas de tuberías de agua o han recibido estaciones de agua recién construidas que pueden resistir los peligros de las inundaciones. Para Adisa, las dos estaciones de agua que se restauraron están cerca de su casa, lo que hace que ella y toda la comunidad de 2.000 residentes tengan acceso a agua limpia y segura.
Ward K también se ha beneficiado de una estación de lavado de manos que se ha construido para servir a la comunidad en respuesta a la iniciativa nacional ante la COVID-19.
Para muchas mujeres como Adisa, de las comunidades que se benefician del proyecto, el montaje de instalaciones de agua accesibles y fiables les salva la vida. El norte de Ghana es predominantemente de baja altitud, lo que provoca inundaciones perennes. Las deficientes infraestructuras y la falta de higiene y saneamiento hacen que los habitantes de esas comunidades sean vulnerables a infecciones, enfermedades, pérdida de medios de vida, falta de tierras de cultivo y cierre de escuelas.
“Los problemas de agua y saneamiento pueden poner en peligro la vida, especialmente cuando se produce una catástrofe”, afirma el representante del UNFPA en el país, Niyi Ojuolape.
Adisa es la prueba de que el proyecto funciona. Mientras recogía agua un día, ella comenta,
“Mírame, ahora estoy cómoda y más relajada. Paso más tiempo en el trabajo sin estrés”.
El agua es poco costosa: en algunas comunidades se pagan 10 pesewas—menos de 2 centavos de dólar—por un recipiente de 20 litros de agua.
Para garantizar la sostenibilidad de las instalaciones, cada comunidad beneficiaria del programa ha creado un comité de gestión. Palabe Dorcas Kolan es la gestora local de la instalación de Jabidawuur, una pequeña ciudad del noreste de Ghana.
Palabe dijo que el agua solía escasear en su comunidad hasta que la ONU y sus asociados construyeron una estación de agua de pozo, propulsada con energía solar, para su comunidad. “En realidad nos peleábamos por el agua cada vez que íbamos al arroyo a por agua. Gracias a las Naciones Unidas y sus asociados, ya no nos peleamos por el agua. Mi gente paga por el agua aquí”, explica. “Guardamos el dinero para cuando sea necesario utilizar los fondos para reparar cualquier avería”.
“Tuvimos éxito en este programa gracias al papel de coordinación de la ONU, que reunió a todas las partes interesadas para conectar con las personas de la comunidad”, dice el Sr. Eric Chimsi, oficial de desarrollo de la alta comisión diplomática canadiense.
El núcleo del programa conjunto de la ONU, de tres años de duración, consistía en construir infraestructuras de agua y saneamiento resilientes que evitaran la vulnerabilidad a las catástrofes naturales, como las inundaciones, al tiempo que permitieran la inclusión social y el acceso universal a otros servicios esenciales. Al final del programa de tres años, se ha logrado mucho y personas como Adisa y Palabe se han liberado de la complicación de tener que ir a buscar agua.
“También ha cambiado la mentalidad de nuestra gente respecto al saneamiento y la respuesta a las inundaciones”, afirma Alhaji Wahab, responsable regional de salud medioambiental de la región del ecosistema de sabana. “Ahora son capaces de tomar decisiones y acciones rápidas para salvar a sus comunidades de las inundaciones”.
Producido por la ONU en Ghana. Escrito por Cynthia Prah, Centro de Información de las Naciones Unidas (United Nations Information Centres, UNIC, en inglés) en Accra/ Comunicaciones de la OCD. Con el apoyo editorial de Paul VanDeCarr, Oficina de Coordinación del Desarrollo. Para saber más sobre el trabajo que se realiza en Ghana, visite: https://ghana.un.org/. Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, visite el informe de la presidenta del GNUDS sobre la Oficina de Coordinación del Desarrollo.