En la lucha contra la hepatitis viral en Benin: Las Naciones Unidas en primera línea

Boniface (nombre ficticio), padre de seis hijos y auxiliar de enfermería en el hospital Saint Jean de Dieu de Tanguiéta, en el noroeste de Benin, a unos 600 km de Cotonú, tuvo una dolorosa experiencia con la hepatitis viral, una inflamación del hígado causada por un virus, que puede ser mortal.
Durante una donación de sangre rutinaria, se le diagnosticó el virus de la hepatitis C. No tenía síntomas, de ahí su sorpresa al conocer su estado serológico. "Me sentí angustiado, asustado y sorprendido cuando supe el resultado. Me quedé callado. Tenía miedo", recuerda.
Relativamente desconocida para el público en general, la hepatitis viral es un grave problema de salud pública en Benin, como en muchos otros países. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay cinco tipos de hepatitis viral: A, B, C, D y E. Sin embargo, los tipos B y C se consideran los más peligrosos. En Benin, estos dos tipos de hepatitis viral combinados han matado a tantas personas, si no más, que el VIH/SIDA o la malaria, situación que se debe principalmente a la falta de concienciación de la población.
"Es una enfermedad muy grave. He visto morir a personas que la padecían. Personalmente, no sé cómo contraje el virus", aún se pregunta Boniface a día de hoy.
Al igual que Boniface, muchas personas desconocen los comportamientos y situaciones que conducen a la transmisión de la hepatitis vírica. Según datos de la Agencia Nacional de Transfusión de Sangre de Benin, 1,4 millones de benineses tienen hepatitis A, B o C, lo que significa que uno de cada siete ciudadanos vive con la enfermedad sin saberlo.
Aparte de la hepatitis B, que el público en general sabe que puede transmitirse a través de relaciones sexuales sin protección, los modos de transmisión de los otros tipos son relativamente desconocidos.
"Los modos de transmisión difieren según el tipo de virus", explica el Dr. Euloge Houndonougbo, hepato-gastroenterólogo del hospital Saint Jean de Dieu de Tanguiéta. "En el caso de los dos virus más preocupantes, los tipos B y C, que pueden provocar enfermedades crónicas o complicaciones, existe un riesgo importante de transmisión vertical de la madre al niño. Además, existe lo que llamamos transmisión horizontal, que puede producirse dentro de una familia o una comunidad, a través del contacto estrecho entre personas con lesiones en la piel, durante las relaciones sexuales sin protección -por lo que catalogamos a la hepatitis como una infección de transmisión sexual (ETS, enfermedad de transmición sexual), o a través del contacto con sangre infectada, ya sea en los hospitales durante procedimientos médicos (transfusión, cirugía, sesiones de hemodiálisis, acupuntura, atención dental), o a través de roturas de la piel causadas por procedimientos no médicos (tatuajes, piercings, circuncisiones no medicadas, escarificaciones, etc.)".
Una enfermedad que sigue siendo tabú

Cuando se enteró de que había contraído el virus, a Boniface le invadió la vergüenza.
"Tenía miedo de que mis amigos y familiares, que no saben nada de esta enfermedad, huyeran de mí. No quería sufrir la discriminación y vivir en la vergüenza. Decidí decírselo sólo a mi mujer, que había dado negativo en la prueba", explica.
Boniface tuvo que someterse a varios meses de tratamiento. Diez años después, se considera afortunado por haber tenido acceso a un tratamiento eficaz que estabilizó su carga viral. Por desgracia, muchos no son tan afortunados como él a la hora de recuperar su salud.
Una enfermedad silenciosa y un grave problema de salud pública
La hepatitis suele ser una enfermedad asintomática que puede progresar silenciosamente antes de que se haga el diagnóstico. Además, el miedo y los tabúes asociados a ella suelen hacer que la persona la niegue, lo que, a su vez, puede llevar a un diagnóstico tardío y a la progresión de la inflamación hacia una enfermedad más grave, como el cáncer de hígado.
Jacques (nombre ficticio), mediador en materia de VIH para una ONG, conoce esta situación. En dos años, perdió a dos miembros cercanos de su familia por una hepatitis viral.
"Esto sucedió en 2016. Ante el deterioro absoluto de la salud de mi hermano mayor, decidí llevarlo al hospital para que le hicieran pruebas. La prueba reveló una doble infección de hepatitis B y C. Los síntomas que presentaba eran estómago hinchado, ojos amarillos y dolor. En Tanguiéta no había tratamiento posible porque no había hepatólogos. Así que tuvimos que viajar 60 km para llegar a Porga, la ciudad vecina. Por desgracia, ya era demasiado tarde, y mi hermano falleció unos días después, tras haber estado en varios hospitales y haber visto a varios terapeutas tradicionales".
Cuando su hermano mayor, de 59 años, murió, Jacques soportó una doble pena. Pasó por el duelo y además tuvo que hacerse cargo de 19 niños y niñas (12 de su hermano y siete propios). Por si el calvario no fuera suficientemente duro, dos años más tarde perdió a su hermana menor, que también tenía hepatitis C. Jacques recuerda con dolor, magullado por la crueldad de las penurias por las que pasó:
"No sólo pasé por momentos difíciles al perder a dos parientes cercanos míos, sino que yo también tuve que afrontar problemas económicos".
En efecto, la hepatitis viral es una enfermedad que no sólo causa dolor, sino que también puede representar una carga socioeconómica muy importante para muchas familias.
Un diagnóstico tardío, y los consiguientes costes prohibitivos del tratamiento
"Sin un diagnóstico precoz, el tratamiento de las hepatitis viral puede ser extremadamente costoso, sobre todo en la fase avanzada de la cirrosis o del cáncer de hígado", afirma el Dr. Houndonougbo, señalando los problemas económicos a los que se enfrentan las familias cuando tienen que asumir el coste del tratamiento de la hepatitis.
"Un día, en consulta, le receté antivirales a un paciente con hepatitis C. Cuando le dije que tendría que comprar tres cajas de ese tratamiento, cada una de las cuales cuesta 175.000 francos CFA - unos 135 dólares estadounidenses, se puso a gritar: "¡El sueldo que gano en tres meses no alcanza ni para comprar una de esas cajas!". Aquel día me sentí profundamente afectado", afirma el Dr. Houndonougbo.
Considerables avances en Benin con el apoyo de las Naciones Unidas

A pesar de los importantes retos que siguen existiendo, en Benin se han hecho progresos considerables, sobre todo en el ámbito de la atención a los pacientes. En la actualidad, los fármacos utilizados para la hepatitis B no curan a los pacientes, sino que pretenden detener la replicación viral para reducir el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado. Sin embargo, existe una vacuna muy eficaz para prevenir la hepatitis B.
En Benin, la hepatitis se considera una enfermedad prioritaria y está integrada en el Plan Nacional de Desarrollo Sanitario 2018-2022. También se encuentra entre las enfermedades vigiladas por el Consejo Nacional de Lucha contra el VIH/SIDA, la Tuberculosis, la Malaria, la Hepatitis, las Infecciones de Transmisión Sexual y las Epidemias.
"El apoyo de la ONU en la lucha contra la hepatitis es multidimensional. Contribuimos al desarrollo de un enfoque integrado para prevenir y combatir estas infecciones mediante la elaboración de documentos normativos y el fomento de las capacidades de los trabajadores sanitarios", dice la Dra. Télesphore Houansou, asesora encargada de la lucha contra el sida, la tuberculosis, la hepatitis y la malaria en la Oficina de Representación de la OMS en Benin.
Seguir con los esfuerzos mundiales para eliminar la hepatitis para el 2030
Debido a la falta de información, una gran parte de la población de Benin desconoce las situaciones de riesgo que pueden hacerle contraer el virus de la hepatitis. Asimismo, por miedo a la estigmatización y la discriminación, muchos benineses no se someten a un diagnóstico de los síntomas que, en algunos casos, acaban revelando una hepatitis vírica que, por desgracia, está demasiado avanzada para ser tratada.
Sin embargo, el Dr. Houndonougbo insiste:
“La hepatitis viral es una enfermedad prevenible, tratable y, en el caso de la hepatitis C, curable”.
Este año, el Día Mundial de la Hepatitis, cuyo lema es “La hepatitis no puede esperar”, brinda la oportunidad a las Naciones Unidas y a los Gobiernos de concienciar sobre la hepatitis como una grave amenaza para la salud y de promover medidas para combatirla. No olvidemos que cada 30 segundos muere una persona a causa de la hepatitis vírica, una situación que probablemente empeore debido a la crisis de la COVID-19. Se necesita urgentemente una inversión acelerada en la prevención y atención de la hepatitis para eliminar la enfermedad de cara al 2030.
Historia escrita por Ayaovi Akomatsri, Organización Mundial de la Salud (OMS), y Yézaël Adoukonou, Oficina del Coordinador Residente de las Naciones Unidas en Benin, con el apoyo editorial de la Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD). Para ver los mensajes clave, los materiales de la campaña y las hojas informativas de la OMS para el Día Mundial de la Hepatitis 2021, haga clic aquí.
Para saber más sobre nuestro trabajo en Benin, visite Benin.un.org. Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, visite el Informe de la Presidencia del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.