Guatemala, un año después de las tormentas: Una joven líder ayuda a su comunidad a recuperarse
Hace un año, el impacto combinado de las tormentas Eta e Iota causó una devastación generalizada en Guatemala y otros países de Centroamérica y el Caribe, afectando a casi 9,3 millones de personas y desplazando a cerca de 1,7 millones de personas en toda la región.
Los costes para que los países en desarrollo logren reducir su vulnerabilidad al cambio climático podrían ascender hasta 300.000 millones de dólares al año para 2030. Para identificar las necesidades, movilizar los fondos y utilizarlos de la manera más eficaz, todo ello requiere las voces de las comunidades locales que han estado infrarrepresentadas.
Conozcamos a una joven líder que encarna cómo una sola persona puede ayudar a su comunidad tras una crisis.
Escapar de las tormentas
Silvia Flores, de 22 años, vivía con su madre y su hermano de 17 años en la aldea de El Sesteadero, en Guatemala.
A medida que se acercaban las tormentas Eta e Iota, floreció en algunos el espíritu de comunidad.
“Personas de buen corazón vinieron a evacuarnos en carros, a nosotros y a los animales, pero, aun así, muchos se ahogaron”, dice Silvia. Ella, su madre y su hermano se trasladaron a un refugio en otra ciudad.
Finalmente, Silvia pudo volver a casa. Pero no sabía qué esperar.
“Cuando regresamos a nuestra comunidad había mucho lodo; muchas casas hechas de madera fueron dañadas por la humedad y las termitas; además, los cultivos de plátano, maíz y frijol se destruyeron por completo”, explica Silvia.
Estos eran los cultivos que solían cosechar para cubrir los gastos básicos del hogar. Sus ingresos habían desaparecido.
No fue sólo Silvia. Eta e Iota destruyeron muchas otras casas y cosechas, y aumentaron la inseguridad alimentaria en toda la región. Entre Eta, Iota y sus interacciones con otros sistemas meteorológicos, hasta 1,5 millones de personas en Guatemala se vieron directamente afectadas.
También se perdió algo más, la sensación de seguridad y de hogar. “Lo que más se extraña”, dice Silvia, “es ver las plantaciones verdes y nuestra granja llena de animales”.
Reconstruir la vida después de la crisis
La solidaridad mostrada por el Gobierno y la gente de toda Guatemala — combinada con las acciones de la FAO, el PNUD y la organización Refugio de la Niñez, que cuenta con el apoyo de UNICEF y la Embajada de Suecia — dio a la gente la esperanza y la ayuda práctica que necesitaban para volver a ponerse en pie.
“Volvimos a sembrar después de las tormentas, pero algunas cosechas tardan 8 o 9 meses, por lo que nuestra economía familiar se vio bastante afectada”, dice Silvia.
A decir verdad, Silvia y su familia no son nuevos en este tipo de clima. De hecho, hace más de veinte años -cuando Silvia era sólo una niña — la familia se fue de casa a causa de otra tormenta tropical.
Luego, en 2010, los habitantes de El Sesteadero volvieron a enfrentarse a graves riesgos de inundación debido a una tormenta llamada Agatha.
Pero los daños causados por esas otras tormentas no se acercan a la escala de destrucción de las tormentas Eta e Iota.
Construir una comunidad unida
“Nuestra comunidad está en un lugar donde la ayuda casi no llega. Es un lugar poco conocido, ya que el acceso es muy difícil”, explica Silvia. “La ONU vino con otras instituciones, para que conocieran la comunidad y pudieran ayudarnos”.
Desde su regreso, Silvia ha obtenido el puesto de secretaria del consejo comunal. “Después de esto, todos nos unimos mucho”, dice Silvia de la comunidad.
Un informe del Programa delas Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ha señalado la necesidad urgente de soluciones basadas en la naturaleza, como la protección y restauración de los ecosistemas. También ha pedido la participación de las partes interesadas locales, que con su implicación hacen que una solución sea más duradera.
Además, otro informe de la ONU afirma que los países deben equipar a las personas y organizaciones de todos los sectores de la sociedad para hacer frente a la crisis climática.
De estos informes se desprende un tema: la población local debe participar en la creación y aplicación de soluciones.
Silvia se hace eco de esta idea en términos más personales: “Uno se involucra para ayudar a la comunidad, y por la satisfacción de saber que estás haciendo algo por los demás”.
Basado en un artículo publicado en español por el equipo de las Naciones Unidas en Guatemala y Noticias ONU. Escrito por Carolina Lorenzo, Oficina de Coordinación del Desarrollo. Apoyo editorial de Paul VanDeCarr, Oficina de Coordinación del Desarrollo. Obtenga más información sobre el trabajo que se realiza en Guatemala.UN.org. Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, visite el informe de la presidenta del GNUDS sobre la Oficina de Coordinación del Desarrollo.