Imaginar un mundo mejor: En Jordania, las generaciones jóvenes de refugiados sirios se esfuerzan por estudiar
Desde que comenzó en 2011, la guerra en Siria ha matado o herido a unos 12.000 niños y niñas y ha sumido en la pobreza a más del 90% de los niños del país. Otros millones de sirios han huido en búsqueda de la relativa seguridad de los países cercanos, como Jordania, que acoge ahora a unos tres millones de refugiados registrados. Eso incluye unos 2,3 millones de palestinos y casi 700.000 de sirios. Casi la mitad de los sirios son menores de 18 años.
Siempre ha sido difícil para los niños y niñas refugiados recibir una educación. Pero la pandemia lo ha hecho aún más difícil. En Jordania, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA) y los Voluntarios de las Naciones Unidas (VNU) trabajan para garantizar que las generaciones jóvenes de refugiados sirios y palestinos no se queden atrás. A continuación, conozca a algunos chicos y chicas refugiados sirios que asisten a centros educativos apoyados por la ONU, así como a algunos Voluntarios de las Naciones Unidas que están ayudando a apoyar una mejor política educativa para todos los refugiados.
Sham: “Mi pasión es el fútbol”
“Mi pasión es el fútbol”, dice Sham. “Quiero convertirme en una futbolista famosa como lo es Ronaldo, y unirme al club de fútbol Paris-St. Germain”.
Sham era solo una niña cuando, en 2013, ella y su familia escaparon de la violencia en su ciudad natal Dara'a, en Siria. Allí, había asistido a la escuela sólo por unos días.
Ahora tiene 14 años y vive con su familia en Jordania, en el campo de refugiados de Za'atari. Está inscrita en el centro Makani, apoyado por UNICEF, que ofrece clases, ordenadores y actividades deportivas y recreativas.
Mazen: “No es lo que soñaba”
“La pandemia de COVID-19 transformó este mundo en un caos”, dice Mazen, de 14 años. “Pero el impacto de la guerra en Siria fue mucho peor, erosionando nuestras vidas y separándonos de nuestros seres queridos y de nuestro querido país”.
“Estamos a salvo aquí”, dice Mazen señalando una pequeña casa hecha de chapa ondulada. “Pero esto no es lo que había soñado”.
“Estoy muy contento de que hayan reabierto el centro, porque ofrece oportunidades para tener un respiro”, dice Mazen. “En el centro, además, yo refuerzo el árabe, el inglés y las matemáticas, y también aprendo a usar el ordenador”.
Eman: “Me encanta el centro Makani”
Eman y su familia huyeron de la violencia en su ciudad natal, Dara'a, y buscaron refugio en el campo de refugiados de Za'atari, en Jordania. Para apoyar a estos niños y niñas vulnerables, UNICEF proporciona un paquete integrado de servicios a través del programa Makani.
“Me encanta el centro Makani porque yo soy capaz de aprender mejor”, ríe Eman. “Las escuelas suelen estar abarrotadas y no puedo seguir a mis profesores con facilidad”.
Zain: “Me fui cuando yo sólo tenía 2 años”
Zain, un niño de 10 años, no recuerda nada de su ciudad natal en Siria, salvo las historias que le cuentan sus padres.
Junto a su familia de ocho miembros, Zain huyó de la guerra en Siria. “Me fui cuando sólo tenía 2 años”, dice Zain. “Aquí me siento seguro y disfruto aprendiendo y jugando con mis amigos”.
Zain disfruta al máximo de los centros Makani. Sin embargo, durante el apogeo de la pandemia de la COVID-19, estos centros fueron cerrados.
“Me aburría atrapado en casa. No tenía nada que hacer”, dice Zain. “Echaba de menos jugar al fútbol con mi mejor amigo Mohammad”.
“Quiero ser farmacéutico como mi tía”, dice Eman. “Por eso me esfuerzo en aprender aquí en el centro Makani”.
Voluntarios de las Naciones Unidas: “Muchos estudiantes refugiados han tenido dificultades”
Los centros Makani apoyan directamente a los estudiantes a través de clases, recreación y un lugar para hacer amigos. Mientras tanto, el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (UNRWA) y los Voluntarios de las Naciones Unidas trabajan también a nivel político para apoyar a las escuelas y a los gobiernos a fin de garantizar que todos los niños y niñas tengan oportunidades de aprendizaje.
“Muchos estudiantes refugiados han tenido dificultades para continuar sus estudios en línea durante el cierre de las escuelas”, dice Saki Komahashi. “Los costes asociados a los teléfonos móviles, los ordenadores y el acceso a Internet han afectado a su capacidad para adquirir conocimientos digitales. En algunos casos, un solo teléfono móvil es compartido por todo un hogar”.
Saki es una voluntaria de las Naciones Unidas que apoya a los refugiados en Jordania. Ella presta servicio en UNRWA como una oficial de desarrollo y divulgación para la Juventud, y está encabezando el desarrollo de una estrategia de VNU para la juventud. Saki está investigando cómo UNRWA y sus asociados pueden proporcionar, de mejor forma para las nuevas generaciones, servicios básicos, incluyendo educación, servicios sanitarios y sociales y programas de aprendizaje adaptados a la COVID-19.
Otro voluntario de las Naciones Unidas, Jongmin, presta servicio en la sección de educación de UNICEF Jordania. Él analiza los datos del Ministerio de Educación para identificar las necesidades y prioridades de las escuelas, y también trabaja con datos de los campos de refugiados de Azraq y Za'atari, programas de educación no formal y de segunda oportunidad para los jóvenes que ya no están escolarizados, con vistas a su reincorporación académica.
El inicio del nuevo curso escolar
“Estos niños y niñas han sufrido mucho”, dice Abeer, un facilitador del centro Makani. Ese sufrimiento se ha incrementado, tras más de 10 años de guerra.
Ahora hay 3,2 millones de niños y niñas sirios que no están escolarizados en Siria y en los países vecinos. Hoy, cuando se acerca el nuevo curso escolar, la educación no puede esperar para los niños y niñas refugiados en crisis.
Esta historia se basa en dos historias escritas por Monique Awad y AbdelMajid El-Noaimi, de UNICEF, y en una historia publicada originalmente en ONU Jordania. Elie Baaklini y Paul VanDeCarr, de la Oficina de Coordinación del Desarrollo, prestaron apoyo editorial. Para más información sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Jordania, visite Jordan.UN.org. Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, lea el informe de la presidenta del GNUDS sobre la OCD.