La odisea personal de una mujer para llevar retretes a comunidades rurales en Nepal
Nacida entre el privilegio y las comodidades de una familia brahmán de casta alta en Nepal, la vida de Ratna Khawas cambió drásticamente cuando se casó con alguien fuera de su clase social, en 1968.
Ella y su nuevo esposo se mudaron a su pueblo natal en Belbari, donde no había baños ni instalaciones para lavarse las manos.
“Tuve la mayor sorpresa de mi vida”, dijo. “Tuve que ir al campo abierto para defecar, ya que no había baños en toda la comunidad”.
Esa conmoción la puso en lo que se convertiría en una odiea, o búsqueda de por vida, para mejorar el saneamiento para ella y sus vecinos.
Un nuevo hogar, una nueva forma de vida
Al crecer en una familia adinerada en Dharan, 40 millas al oeste y un mundo lejos de Belbari, la joven Ratna fue alentada a continuar su educación. En 1962, se convirtió en la primera mujer joven de la región en obtener su “Certificado de finalización de estudios”, tras aprobar un examen notoriamente difícil, y luego se convirtió en maestra en Kali High School. Fue entonces cuando conoció y se enamoró de Kami Lal Khawas, un joven de una comunidad desfavorecida que tenía una buena educación.
"Yo estaba tan enamorada de él, puesto que él era una persona educada", dijo Ratna. “Sentí que era suficiente para mí y nos casamos”, dijo, y lo siguió de regreso a su aldea como su esposa.
Todo lo relativo a su nueva familia era diferente — sus hábitos, su cocina, su cultura. El ajuste se hizo aún más difícil porque su suegro se negó a permitirle que continuara enseñando. Para él, un firme defensor de una sociedad patriarcal, era inimaginable que las mujeres de la comunidad salieran de su hogar para realizar cualquier tipo de trabajo remunerado.
“Sentí que mi mundo se había derrumbado. No sabía qué hacer. No tenía adónde ir, ya que las puertas de la casa de mis padres estaban cerradas para mí ”, dice Ratna, recordando las consecuencias de casarse fuera de su casta.
El desafío más evidente que enfrentó Ratna en su nueva vida fue la ausencia total de instalaciones de saneamiento e higiene, que sabía que eran importantes para la buena salud y la dignidad personal. Dharan, donde había vivido de niña, era una ciudad en desarrollo donde la mayoría de las casas tenían baños. Dada la falta de tales instalaciones, Belbari le parecía un lugar atrasado. Ella recuerda:
“Traté de convencer a mi esposo de que construyera un baño en su casa, pero se negó a ir en contra de la tradición de su familia”.
Frecuentemente, los vecinos se burlaban de Ratna por considerarla una persona extraña y alguien que "siempre hablaba de heces y orina".
Retretes para todos
En 1975, tras la muerte de su suegro, el esposo de Ratna permitió que su esposa participara en un programa de empoderamiento de la mujer. Después de su formación, Ratna se convirtió en profesional de salud pública para la circunscripción de Belbari, trabajando para la división de planificación familiar del Ministerio de Salud.
“Vi que las mujeres no tenían ni idea de la malnutrición durante el embarazo, ni de la higiene y el saneamiento”, recuerda. “Sentí que, como profesional de la salud pública, podría ayudarlas a mejorar sus vidas al menos proporcionándoles medicamentos como cápsulas de hierro y anticonceptivos”.
Durante los siguientes diez años, Ratna visitó 250 hogares en la comunidad, educando a las mujeres sobre salud reproductiva, saneamiento e higiene, nutrición y otros temas de salud.
En ese momento, enviar a las niñas a la escuela se consideraba una pérdida de dinero porque, cuando se casaban, simplemente se iban a vivir a la casa de otra persona. Al ver que ni una sola niña de la aldea había recibido educación, Ratna convenció a los aldeanos de que enviaran a sus hijas a la escuela.
Aún así, el saneamiento siguió siendo su máxima prioridad. Ante la oposición de su familia extendida, no pudo construir un baño en casa. En 1989, se rebeló y dejó la casa familiar con sus cuatro hijos. Se asentaron en un terreno que era propiedad de su esposo, donde construyeron una letrina y luego una casa.
No pasó mucho tiempo antes de que su esposo se uniera a ella. Luego, sus sobrinos comenzaron a construir baños para sus casas. Lentamente, según podían permitírselo, otros miembros de la comunidad también comenzaron a instalar letrinas, porque habían aprendido que el acceso a un baño les brindaba un espacio seguro para manejar sus necesidades de saneamiento.
Siete hogares más por venir
La vida en Belbari ahora está muy lejos de la situación que encontró Ratna cuando los recién casados llegaron al pueblo hace más de medio siglo. Hoy, con la ayuda e inspiración de Ratna, casi todos los 250 hogares de Belbari tienen inodoros.
“Mi único deseo ahora es construir baños para los siete hogares restantes”, dice Ratna. Sus esfuerzos han recibido apoyo financiero de Nari Bikash Sangh (Foro de Desarrollo de la Mujer) y el gobierno local y apoyo técnico de ONU-Hábitat en Nepal.
La oficina de ONU-Hábitat en Nepal ha abogado por el fin de la defecación al aire libre y, con su apoyo, se han construido 600.000 retretes mejorados en todo el país. Solo en los últimos diez años, ONU-Hábitat ha contribuido a casi un tercio de todo el territorio que ahora está libre de defecación al aire libre.
“El mayor logro fue dar ese último paso”, dice Sudha Shrestha, Asesor Técnico Principal en ONU-Habitat Nepal.
“Esto fue en la región de Tarai, donde la cobertura total de retretes era solo del 13 por ciento. Junto con el gobierno, logramos el 100% en cuatro años”.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha estado trabajando para mejorar las instalaciones de saneamiento y las prácticas de higiene relativas a los niño, y especialmente para las niñas, en los centros de salud, los centros de primera infancia y las escuelas. Todas estas instalaciones deben ser adaptadas para personas con discapacidad.
El nuevo Fondo de Saneamiento e Higiene
La falta de saneamiento e higiene adecuados son barreras para los más desfavorecidos del mundo y amenazan los cimientos de la economía y la salud.
Para garantizar que nadie se quede atrás en comunidades como Belbari, el 17 de noviembre se lanzó el nuevo Fondo de Saneamiento e Higiene (SHF, en ingés) como un mecanismo de financiación global para apoyar los programas impulsados por los países y territorios para llevar el saneamiento y la higiene a todos.
El SHF está buscando levantar US$ 2 mil millones durante los próximos cinco años para brindar una solución del siglo XXI a la crisis de décadas en lo que compete a saneamiento, higiene y salud menstrual. Al invertir en un enfoque público-privado, el fondo tiene como objetivo capitalizar las fortalezas de sus asociados nacionales y globales.
El SHF invertirá en personas como Ratna y su comunidad. “Consideraré que la campaña es un éxito una vez que los adultos mayores y los hombres de mediana edad se acostumbren a usar los baños con regularidad”, ella afirma.
Con el apoyo de SHF, el sueño de Ratna puede hacerse realidad en todo el mundo.
Producido en colaboración con Consejo de colaboración para el abastecimiento de agua y saneamiento (WSSCC en ignlés) / Fondo de Higiene y Saneamiento. Escrito por Renu Kshetry, WSSCC / Fondo de Higiene y Saneamiento con el apoyo editorial de Paul Vandecarr, Oficina de Coordinación de Desarrollo.