Las familias refugiadas de Jordania luchan por llegar a fin de mes en medio de la pandemia de la COVID-19
Jordania, un país de renta media-baja, ha acogido a lo largo de su historia diversas oleadas de refugiados debido a los conflictos e inestabilidad existentes en Oriente Medio.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el país acoge a más de 750.000 refugiados, lo que lo convierte en el segundo país de acogida de refugiados per cápita a nivel mundial.
La pandemia de la COVID-19 ha puesto a prueba las infraestructuras y los recursos de Jordania, lo que, a su vez, ha repercutido sustancialmente en la sociedad jordana y ha supuesto obstáculos adicionales para las comunidades de refugiados, especialmente para las mujeres y las niñas de estas comunidades.
Hoy, destacamos tres inspiradoras historias de resiliencia.
"No sabía cómo sobrevivir".
Hace un año, Ghada atravesaba una depresión. Originaria de Homs, en Siria, huyó de este país y llegó a Mafraq (Jordania) en 2013. Como madre soltera de cinco niñas, luchaba por llegar a fin de mes, especialmente desde su divorcio en 2018.
Cuando las escuelas cerraron en 2020 debido a la pandemia de la COVID-19, el trabajo de Ghada en un centro comunitario local se detuvo, ya que todos tuvieron que quedarse en casa.
"No sabía cómo sobrevivir. Nuestros gastos domésticos también aumentaron porque tuve que pagar más internet y electricidad para la educación de la niña".
Pero en lugar de dejar que la situación la superara, Ghada decidió luchar.
Preparando el camino para el emprendimiento
Ghada siempre había cocinado para amigos y vecinos. Después de asistir a un curso de formación organizado por una ONG local y por Blumont, el asociado de ACNUR en materia de medios de subsistencia, se animó a convertir su pasión en un negocio.
"Yo nunca pensé que podría hacer un negocio de esto. En nuestra cultura, a las mujeres se les enseña a cocinar desde una edad temprana. En Siria, nuestra cocina siempre estaba llena de gente. Era el corazón de la casa. Recuerdo que todos los veranos se cocinaban continuamente productos frescos para congelarlos para el invierno".
Ghada ve ahora que la pandemia le dio una oportunidad que normalmente no habría tenido.
"La gente dejó de ir a los restaurantes y no pudo comer fuera, así que recurrió a la comida para llevar. Esto ha sido un beneficio para mí".
ACNUR y Blumont han apoyado 222 proyectos – 56 para refugiados sirios y 166 para jordanos – para que empiecen a funcionar legalmente desde noviembre de 2018.
"Cada tres meses, empaquetamos nuestras pertenencias".
Hussein, su esposa y sus seis niños dejaron Siria buscando refugio en Jordania en 2016.
"Nuestras comidas consistían principalmente en arroz, pan y papas cada día. No podíamos permitirnos mucho más", dice Hussein.
Tres de las hijas de Hussein trabajan en granjas para recoger verduras y frutas que aporten dinero al hogar.
"Cada tres meses, empaquetamos nuestras pertenencias y nos trasladamos de una ciudad a otra dependiendo de la temporada de siembra y cosecha de los diferentes cultivos", dice.
En respuesta a la situación de Hussein y de otros 40.000 refugiados afectados por la pandemia, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas en Jordania amplió su asistencia mensual para ayudar a cubrir las necesidades básicas. Hussein y su familia empezaron a recibir 15 JOD (equivalentes a 21 US$) por persona al mes, para ayudarles a poner comida en la mesa.
"El momento de la asistencia no pudo ser más perfecto, especialmente durante el Ramadán. Yo recuerdo que compré dos pollos para el Iftar (primera colación después del ayuno), lo que hizo muy felices a mis pequeños", dice Hussein.
Ahora, la familia puede permitirse más opciones nutricionales y sentirse segura sabiendo que tiene algo de dinero para poner poner comida en la mesa.
Según el PMA, la inseguridad alimentaria entre los refugiados en Jordania se ha duplicado en el último año; una cuarta parte de los refugiados ya padecen inseguridad alimentaria y otros dos de cada tres refugiados están al borde de la inseguridad alimentaria. Pero mientras la asistencia en efectivo del PMA es un salvavidas para más de medio millón de refugiados en Jordania, 21.000 refugiados sirios no recibirán su asistencia alimentaria mensual a partir de julio debido a la escasez de fondos. Con el actual mecanismo de financiación de la organización, a partir de septiembre se producirán nuevos recortes, mucho más importantes.
Las consecuencias de los recortes en la asistencia alimentaria serán nefastas, especialmente cuando las familias han perdido su capacidad de ganar dinero debido a la falta de oportunidades de trabajo con la pandemia de la COVID-19. Alrededor del 83% de las familias de refugiados dependen de la asistencia del PMA como principal fuente de ingresos, mientras que el 16% de las familias no tienen más ingresos que los del PMA.
Sin un mecanismo de financiación adicional, el PMA tendrá que tomar decisiones difíciles para estirar los limitados recursos y garantizar que se satisfagan las necesidades de los refugiados más vulnerables.
"Cuando tus aspiraciones son lo suficientemente fuertes, nada puede impedirte alcanzar tus objetivos".
Nofa Ali Shadeh, de 33 años, es madre de cinco hijos. Está inscrita en el centro Oasis de ONU Mujeres (UN Women's Oasis centre, en inglés) en el campo de refugiados de Azraq, que proporciona asistencia vital a los refugiados sirios.
En Siria, Nofa era ama de casa sin experiencia laboral. Ella salió de Siria hace cinco años con su marido y sus niños en busca de una vida mejor. La familia pasó cuatro meses en la frontera entre Siria y Jordania antes de llegar al campo de refugiados de Azraq.
"Aunque estábamos ansiosos por establecernos, era difícil encontrar oportunidades de empleo", ella dijo.
El esposo de Nofa acabó encontrando un trabajo en el sector de la construcción fuera del campamento, mientras ella cuidaba de los niños y niñas y se ocupaba de las tareas domésticas.
"Sin embargo, esto no era suficiente para cubrir nuestras necesidades. La vida era como un callejón sin salida".
Nofa gana más libertad e independencia financiera
Nofa decidió matricularse en el centro Oasis para ayudar económicamente a la familia. "Mayormente, yo quería aprender".
Aunque no tenía mucha experiencia en sastrería, a Nofa se le permitió trabajar en el departamento de corte, apoyando la producción de kits para bebés.
Nofa gana más libertad e independencia financiera.
"Yo pude comprar electrodomésticos, ropa para mis niños y niñas, e incluso un teléfono móvil para estar en contacto con mi familia y amigos. También conocí a otras mujeres, que ahora se han convertido en un importante sistema de apoyo en mi vida diaria."
"Sentí que crecí mucho. Aprendí a gestionar mi tiempo y a equilibrar el trabajo y la familia. Me encuentro más independiente. Ya no soy tímida para expresar mis opiniones y me he involucrado más en las decisiones familiares".
Reportaje de Dara Al Masri (PMA), Lilly Carlisle (ACNUR) y Ye Ji Lee (ONU Mujeres) en Ammán. Con el apoyo editorial de Ahmed Ben Lassoued, Oficina de Coordinación del Desarrollo. Para saber más sobre el trabajo que se realiza en Jordania, visite Jordan.UN.org. Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, visite el Informe de la Presidenta del Grupo de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible sobre la Oficina de Coordinación del Desarrollo.