Una periodista radiofónica de Uzbekistán desmonta los mitos sobre COVID-19
La pandemia ha puesto a prueba a mucha gente, y los periodistas no son una excepción. El coronavirus no sólo ha hecho la guerra contra la vida y el bienestar de las personas, sino que también ha generado innumerables bulos y falacias científicas.
En todo el mundo, los periodistas han tenido que asegurarse de que los informes que comparten son factualmente correctos.
Para Nazira Inoyatova, presentadora de radio y directora creativa y de programas de Avtoradio FM 102.0, la emisora privada de Tashkent, la pandemia supuso una prueba a muchos niveles: su devoción por el trabajo de toda su vida y su disposición a adaptarse a las nuevas condiciones de trabajo.
"Era una mañana de lunes cualquiera", recuerda Nazira sobre el día de marzo de 2020 en que el gobierno de Uzbekistán anunció una cuarentena para contener la propagación del coronavirus. "Todo el mundo tenía ya su semana planificada y muchos esperaban con ilusión las celebraciones del Navruz (la fiesta nacional que marca la llegada de la primavera). Pero todo cambió, de repente, la realidad fue diferente".
Según Nazira, en los primeros días tras el anuncio, la mayoría de las radios privadas de Tashkent y la mayoría de las 20 radios regionales emitían sólo música las 24 horas del día. Pero, a diferencia de otras, Avtoradio FM 102.0 no dejó de emitir en directo y siguió emitiendo novedades diarias.
"En nuestra emisora, tenemos programados los informativos ocho veces al día. Normalmente comprobábamos los hechos de dos o tres fuentes, pero ahora intentamos verificar las fuentes de información de seis a ocho veces", dice Nazira.
Nazira es una de los cientos de periodistas de Uzbekistán que han participado en una serie de cursos de formación de la UNESCO sobre comprobación de hechos. Otras entidades de la ONU han formado a periodistas y blogueros sobre diversos temas, como: UNFPA, brindó formación sobre la cobertura de la igualdad de género; PNUD, sobre los tribunales y la cobertura de los juicios; UNICEF y el Ministerio de Sanidad, sobre el desmantelamiento de los mitos en torno a la COVID-19; y la OMS, sobre la divulgación referente a la COVID-19.
Las habilidades, los conocimientos y la metodología que Nazira aprendió en la formación le han ayudado a ella y a sus colegas a hacer frente a la afluencia de información poco fiable.
Debido al abrumador flujo de bulos y desinformación relacionados con la COVID, muchos medios de comunicación de Uzbekistán empezaron a prestar más atención al coronavirus y a las cuestiones sanitarias.
"Decidimos aumentar el número de actualizaciones noticiosas para poder acabar con los mitos que aparecían uno tras otro por aquel entonces. Por ejemplo, nos preguntaron: '¿Es cierto que el ajo y los rábanos ayudan contra la COVID-19?'. Mis colegas y yo tuvimos que educar a la gente, instándoles a confiar sólo en la información basada en la evidencia y en los hechos probados", dice Nazira.
“¡Bajen la voz, por favor! Estoy al aire.”

Durante el periodo de confinamiento estricto, sólo una presentadora de radio trabajó en la emisora, ya que vivía a poca distancia. Todos los demás trabajaban desde casa, incluida Nazira.
"Una hora antes de salir al aire, tenía que pedirle a mi familia que se callara. Pero había veces que tenía que pedir disculpas a los oyentes por el ruido de fondo", ella recuerda con una sonrisa.
A pesar de las dificultades financieras, ninguno de los empleados renunció. Al contrario, el equipo se unió aún más. La oportunidad de centrarse en el trabajo y en la comunicación con el público les impulsó a mantenerse fuertes en medio de la incertidumbre.
"Tuvimos que adaptarnos rápidamente a trabajar en un entorno completamente nuevo. La sala o el dormitorio se convirtieron en nuestro nuevo lugar de trabajo, y aunque no estuviéramos de buen humor, no teníamos derecho a ‘transmitir’ nuestro mal humor a través de la señal radial", comparte Nazira.
La radio seguirá viva
Como señala Nazira, la radio analógica, que existe desde hace más de 80 años, está siendo suplantada por la digital. La pandemia ha acelerado el proceso de digitalización. De ahí la necesidad de buscar nuevas formas de atraer a la audiencia.
El año pasado, Avtoradio FM 102.0 lanzó el programa “Telegrama del Pueblo”. Durante el programa, recibimos mensajes de voz de hasta 1 minuto de duración de gente normal y corriente que ha sido testigo de acontecimientos en Tashkent. A algunos les ayuda a orientarse mejor en el tráfico rodado, a otros a enterarse de lo que ocurre en la ciudad.
"Creo que la gente confía mucho más en la radio que en la televisión. Esto se explica por el hecho de que la radio es más móvil, y la gente está acostumbrada a escuchar la última información aquí y ahora. Es un cambio interesante que la gente se informe no escuchando los bloques de noticias, sino a través de programas como el Telegrama del Pueblo. Las personas informan a otros, la cuestión está en presentarlo de forma interesante", dice Nazira.
La vida, el amor y la radio
"La radio es mi amor, una forma de crear ambiente. Cuando enciendes el micrófono, parece que estás hablando solo, cuando en realidad estás comunicando tu experiencia a un gran número de personas a la vez. Este fue un punto de ruptura, e intuitivamente me di cuenta de que tenía que sumergirme en el trabajo por completo", dice Nazira. "Y así lo hice".
Escrito por Anvar Meliboev (Oficial de Información Pública, UNO Tashkent) y Natalya Silkina, (Consultora de Comunicación, UNESCO en Tashkent). Traducción y apoyo editorial de Maria Podkopaeva y Paul VanDeCarr, Oficina de Coordinación del Desarrollo. Más información sobre los esfuerzos del equipo de las Naciones Unidas en Uzbekistán en Uzbekistan.UN.org.
















