Ondas de choque: Meses después de una devastadora explosión, los residentes de Beirut aún se están recuperando

“La explosión del puerto de Beirut fue una explosión descorazonadora”, dice Farah, de 40 años. "Esta explosión quemó nuestros corazones". Farah habla de la explosión masiva que sacudió Beirut, la capital del Líbano, el 4 de agosto. Más de 200 personas murieron y miles más resultaron heridas. La fuente de la explosión fue una gran cantidad de nitrato de amonio—un compuesto utilizado para fabricar explosivos—que habían sido almacenados en condiciones inseguras.
Las colosales explosiones enviaron una nube en forma de hongo al aire y una onda expansiva a través de la ciudad, arrasando edificios junto al puerto y convirtiendo casas en escombros.
"Perdí muchos amigos", agregó el hijo de 9 años de Farah.
Farah y su hijo están hablando desde una pequeña cabina instalada por la ONU, en una de las calles más dañadas por la explosión, con la finalidad de registrar las perspectivas de las personas sobre las explosiones.

Cuando el desastre golpeó el corazón de Beirut, el Líbano ya se estaba recuperando de los disturbios civiles, las dificultades económicas y financieras, el aumento de la pobreza y el desempleo agravados por las tensiones políticas y un número vertiginoso de casos de COVID-19. Esto se ha visto agravado aún más por la pesada responsabilidad derivada de acoger refugiados sirios y palestinos.
Incluso ahora, meses después de las explosiones, “la escala de la pérdida y la magnitud de los daños sigue siendo enorme, incluso abrumadora”, dice Najat Rochdi, Coordinadora Especial Adjunta de la ONU, Coordinadora Residente y Coordinadora de Asuntos Humanitarios.

“Mientras camino por Beirut todos los días”, agrega, “escucho historias de conmoción y pérdida. Mujeres y hombres que nunca han tenido que pedir ayuda, ahora se ven reducidos a pedir limosnas. Familias que han perdido sus hogares y su futuro. Niños que ya no se sienten seguros en sus barrios. Gente de negocios, orgullosas de sí mismas, que no pueden acceder a sus ahorros, que no pueden empezar de nuevo”.
Tras la explosión, varias agencias de la ONU proporcionaron medicamentos y suministros médicos esenciales, agua, servicios de saneamiento e higiene, apoyo psicológico y esfuerzos de rehabilitación y restauración. Los organismos implicados incluyeron el PMA, UNICEF, la OMS, el PNUD, ONU-Hábitat, el ACNUR, la Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano (FPNUL) y otros.
Las agencias de la ONU y sus asociados “no escatiman esfuerzos ni tiempo para brindar asistencia vital a quienes se vieron directamente afectados por esta terrible explosión”, dice Rochdi. El apoyo ha incluido más de 90.000 comidas calientes listas para comer, 44.000 paquetes de alimentos para los hogares y 12.500 toneladas métricas de harina de trigo distribuidas a los molineros de todo el país. También se proporcionaron servicios de agua, saneamiento e higiene a las instalaciones médicas, incluidos más de 2.700 nuevos tanques y bombas de agua.
“Una llamada de atención”
“Las explosiones del puerto sirvieron como una llamada de atención, pero también como una ventana de oportunidad para reconstruir un Líbano para mejorar”, dice Najat Rochdi de la ONU. En los meses transcurridos desde la explosión, la ONU ha ido cambiando de marcha, pasando desde el socorro de emergencia hacia la recuperación y reconstrucción a más largo plazo.
Poco después de las explosiones, la ONU junto con la Unión Europea y el Banco Mundial produjeron una Evaluación Rápida de Daños y Necesidades para ayudar a respaldar la planificación de recuperación basada en evidencia. Con base en los hallazgos, las tres entidades se embarcaron en el desarrollo del 'Marco de Reforma, Recuperación y Reconstrucción' centrado en las personas, también conocido como el 3RF (Reform, Recovery and Reconstruction Framework por sus siglas en inglés). Lanzado el 4 de diciembre, exactamente cuatro meses después de la explosión, el 3RF presenta soluciones a los problemas que enfrenta todo el Líbano.
“No estamos enfocando únicamente en reconstruir Beirut e ignorando a los libaneses que viven en la pobreza en otras partes del país”, dice Rochdi. “Nos hemos comprometido a 'No dejar a nadie atrás'”.
“Yo pensé que 'hoy' era el día en que yo iba a morir”, dice un hombre joven llamado Rakan que estaba abrumado por los recuerdos de cómo las explosiones aplastaron su casa, dejando sus pies gravemente heridos.
“Temo que vuelva a pasar otra cosa similar”, dice una mujer llamada Roula, que perdió a su padre en la explosión y que, incluso ahora, salta ante cada pequeño ruido en la calle, temblando ante la perspectiva de otro desastre.
A pesar de las explosiones, muchos libaneses no se dejan intimidar, como por ejemplo un hombre que dice: “A pesar de todo, nos quedamos en el Líbano” .
Nota Importante: Los subtítulos de este video están disponibles solo en inglés.
Producido por ONU Líbano. Escrito por Nadine Abi Zeid Daou, Oficial de Comunicaciones de la Oficina Regional de Coordinación de la ONU en el Líbano, con el apoyo editorial de Paul VanDeCarr, Oficina de Coordinación del Desarrollo. El video está disponible a través de Facebook y YouTube.
















