Respuesta a Covid-19, Somalia: Personas desplazadas internamente se encuentran especialmente en riesgo
Aisha Maalim regresó a Kismayo, en el sur de Somalia, en marzo de 2019, después de haber pasado muchos años viviendo en los campos de refugiados de Dadaab ubicados al otro lado de la frontera con Kenya.
Como muchos, ella esperaba volver a una vida mejor a medida que Somalia se reconstruye tras décadas de conflicto e inestabilidad. El impacto de COVID-19 en el país ha arrojado una nube oscura sobre eso.
“Viví en Daadab durante 15 años, y desde que regresé a Kismayo, nunca antes había enfrentado el tipo de incertidumbres que enfrento ahora. Por ejemplo, los funcionarios de salud de la comunidad nos están aconsejando que nos lavemos las manos debido al virus, pero no hay agua corriente en este campamento de desplazados internos”, dice la Sra. Maalim, quien ahora reside en el campamento de Dalhiis, en las afueras. de Kismayo.
La Sra. Maalim no está sola. Ella es una de los 85.067 somalíes asistidos por las Naciones Unidas y sus asociados para regresar voluntariamente a Somalia entre diciembre de 2014 y diciembre de 2019.
En Kismayo, los dos primeros casos positivos de COVID-19 se registraron el 13 de abril de 2020. Uno se originó en la ciudad portuaria de Mombasa en Kenya, mientras que el segundo caso se registró como contacto. Desde entonces, el número de casos positivos ha aumentado a 134, con cinco muertes registradas hasta el 30 de mayo.
La ONU ha expresado su preocupación por personas como la Sra. Maalim que viven en campos de desplazados internos.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR/ ACNUR) ha dicho que existen mayores riesgos de infección para los desplazados internos que viven en campamentos debido a los desafíos asociados con algunos de estos lugares. Estos incluyen malas condiciones de vivienda que afectan su capacidad para aislarse o implementar el distanciamiento social, además del escaso acceso a las instalaciones de agua y saneamiento requeridas, como lo indican las pautas de respuesta COVID-19.
“Estaba preocupada porque sabía que quienes viven en los campamentos de desplazados internos serán los más vulnerables a contraer el virus debido a las malas condiciones sanitarias que existen en el campamento”, dice la Sra. Maalim.
Preocupaciones compartidas
La Sra. Maalim no está sola en cuanto a sus preocupaciones.
En el lado occidental de Kismayo, Maryam Abdullahi, una madre de 60 años, ha pasado los últimos 18 meses viviendo en un pequeño refugio improvisado en un campamento informal, cerca del campamento de la aldea de Midnimo, después de haber dejado Dhagahley, uno de los campamentos que componen el complejo de refugiados de Daadab.
“Nuestra falta de recursos financieros nos impide buscar atención médica y comprar protección, como mascarillas o desinfectantes para manos a base de alcohol”, dice Abdullahi, y agrega que pasa gran parte de su tiempo rezando para que el virus no llegue a su campamento.
“Conseguir agua limpia para lavarse las manos es incluso en sí mismo una lucha; 20 litros de agua limpia son vendidos por a alrededor de medio dólar estadounidense, y las personas como yo, que no tienen trabajos formales ni una buena fuente de ingresos, no pueden darse el lujo de comprar agua y lavarse las manos, por lo que a menudo reducimos su uso”, agrega.
Con el apoyo de asociados internacionales, las autoridades y asociados somalíes continúan movilizando recursos en respuesta a la pandemia, tanto para los residentes de la ciudad como para los campamentos de desplazados internos.
“Estamos preocupados por la creciente incidencia de casos en Kismayo, hasta ahora más de 130 casos, en comparación con los recursos disponibles que tenemos en la ciudad”, dijo el jefe de logística del Ministerio de Salud federal, Abdifatah Ahmed Ali, en un reciente visita a Kismayo, durante la cual se proporcionaron suministros médicos y capacitación a los establecimientos de salud locales.
En sus comentarios en ese momento, también dijo que debían llegar más suministros a Kismayo y a las ciudades de Gedo, Afmadow y Dhobley en las próximas semanas.
Mientras tanto, el personal médico del gobierno de Jubaland, entre el que se encuentra el oficial médico del distrito de Kismayo, Mohamed Sheikh Aden, y sus colegas, continúan visitando los campamentos de desplazados internos para informar a sus residentes sobre las pautas del COVID-19 y distribuir máscaras faciales.
“Use las mascarillas todo el tiempo y, en caso de que se enferme, llame al '466' para recibir atención médica y una ambulancia para llevarlo al hospital para recibir tratamiento”, les dice el Sr. Aden a los residentes del campamento.
Además de las preocupaciones de ACNUR respecto a la difícil situación de los desplazados internos, la relatora especial de la ONU sobre los derechos humanos de los desplazados internos, Cecilia Jiménez-Damary, ha destacado que la situación de desplazamiento podría aumentar la ya alta vulnerabilidad de las personas mayores y las personas con problemas de salud subyacentes ante el COVID-19.
Las personas desplazadas con discapacidad o pertenecientes a grupos minoritarios o comunidades indígenas pueden enfrentar aún más barreras para acceder a servicios esenciales y atención médica.
“Los gobiernos deben garantizar que todos los desplazados internos tengan acceso a agua, saneamiento, instalaciones para la higiene personal, vivienda adecuada y alimentos. Deben estar informados sobre los riesgos, la prevención y el tratamiento de las enfermedades. Aquellos que requieren tratamiento médico para COVID-19 deben tener acceso a la atención médica adecuada de manera oportuna y sin discriminación”, dijo la Sra. Jiménez-Damary en un informe de noticias publicado en lab página we de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. .
Los relatores especiales trabajan independientemente de los gobiernos y las instituciones – incluido el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, que los designa – y son responsables de investigar las presuntas violaciones perpetradas en todo el mundo.
Producido por ONU Somalia. Este artículo se publicó originalmente en el sitio web de la ONU Somalia el 23 de junio de 2020.