Un conflicto de larga duración. Minas terrestres y municiones sin explotar. Una insurgencia de Boko Haram que ha desplazado a millones de personas de sus hogares. Todo esto hace que la vida en el noreste de Nigeria sea azarosa.
La violencia es tan grande que a veces es difícil recordar un tiempo anterior o llegar a imaginar un tiempo posterior a la misma.
“Hoy ha llegado tu hora”
Veamos la historia de Orisa (nombre ficticio). Ella vive en el estado de Borno, donde Boko Haram se inició en 2002. Recuerda que hace unos años recibió una visita no deseada. Era un martes a las 8, y su marido, un “Babulama” o líder de la comunidad, estaba acostado para descansar.
Orisa recibió la noticia de que había gente de Boko Haram en el pueblo.
“Salimos a la calle. Un hombre de Boko Haram le dijo a mi marido: 'Babulama, hoy ha llegado tu hora’”.
El marido de Orisa empezó a correr. “Entonces diez miembros de Boko Haram llegaron a nuestra casa”, recuerda. “Yo tenía a mi hija pequeña en brazos. Yo gritaba y los niños también gritaban. Uno de los Boko Haram sujetó a mi hijo y el otro (de los Boko Haram) me sujetó a mí. Uno de ellos dijo: 'Acaba con él', y disparó a mi marido. Yo estaba sentada gritando. Yo estaba embarazada de cuatro meses y empecé a sangrar”.
Pero su marido seguía moviéndose, y otro miembro de Boko Haram dijo: “Este Babulama no ha muerto. Ve y dispárale de nuevo”. Volvió a disparar y el rostro del marido de Orisa fue borrado de su cabeza.
“Corrí hacia él, llorando, y entonces ellos me dijeron: 'No es a ti a quien he matado, es a tu marido a quien he matado. Deberías irte a casa” . Pero Orisa se mantuvo firme, diciendo que no se marcharía. El hombre, erizado por esta réplica, sacó su pistola.
“Abracé a mis hijos y yo le dije a él que acabara con todos nosotros”, recuerda Orisa, alterada por el recuerdo. Otro miembro de Boko Haram aconsejó a quien disparaba: “Déjala ir, ella pronto morirá”.
Sangrando y con el cuerpo hinchado, Orisa huyó de su pueblo, con uno de sus hijos en brazos y otro a cuestas sobre su espalda. En el trayecto, “yo me caía y me volvía a levantar hasta que llegué a la aldea de Monguno”. Ella estaba enferma y hambrienta, pero no podía comer nada.
La seguridad era algo muy efímero, incluso era ilusoria. Boko Haram también llegó a Manguno, así que Orisa y la familia que le quedaba siguieron adelante hasta el pueblo de Yerwa, en Maiduguri, la capital del estado de Borno.
Allí se dirigieron a un campamento de la ONU para “desplazados internos” — nigerianos expulsados de su hogar por el conflicto. Habían recorrido unos 160 kilómetros, eludiendo la captura y los explosivos.
Orisa y sus hijos son uno historia entre muchas. En 2020, más de 80.000 nuevos desplazados llegaron a campamentos y comunidades de acogida en Borno y otros estados del noreste.
Una medida de seguridad
Leyenda: Una formación para proveedores de servicios de seguridad nacional, apoyada por el Servicio de las Naciones Unidas de Actividades relativas a las Minas.
En Maiduguri y otras partes del estado de Borno, las entidades de las Naciones Unidas trabajan para reforzar la seguridad en medio de la crisis actual.
El Servicio de las Naciones Unidas de Actividades relativas a las Minas (United Nations Mine Action Service, UNMAS, en inglés) coordina la acción sobre los artefactos explosivos. Dicha acción incluye la cartografía y la señalización de las zonas peligrosas, así como la educación de la población sobre el riesgo de las minas terrestres.
UNICEF apoya la visión gubernamental de la cobertura sanitaria universal mediante la revitalización de la atención primaria de salud (primary health care, APS, en inglés) y también se centra en la erradicación de la poliomielitis y el fortalecimiento de la inmunización rutinaria en todo el país.
ACNUR trabaja en la protección de Nigeria, proporcionando asistencia de emergencia como agua, saneamiento, enseres domésticos, alimentos y atención sanitaria, y abogando por políticas que apoyen a las personas desplazadas.
Juntas, las entidades de la ONU están trabajando para que llegue el día en que ni los niños y niñas de Orisa, ni ningún otro ser humano, tengan que enfrentarse a los horrores que ha sufrido Orisa en carne propia.
Historia escrita por UNMAS con el apoyo editorial de Paul VanDeCarr, Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD). Para más información sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Nigeria, visite Nigeria.UN.org. Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, visite el informe de la presidenta del GNUDS sobre la OCD.
Entidades de la ONU involucradas en esta iniciativa