El horario de Adisa para asegurarse de que hay agua en casa le obligaba a recorrer unos 1,5 kilómetros para ir a buscarla a un arroyo. Después de un día ajetreado, caminar para conseguir agua era otra tarea agotadora. Hoy, Adisa, de 28 años y madre de cinco hijos, ya no sale corriendo del trabajo.
Casi 820 millones de niños en todo el mundo no cuentan con instalaciones básicas para lavarse las manos en la escuela, lo que los pone en mayor riesgo de contraer COVID-19 y otras enfermedades transmisibles, según un informe publicado el jueves por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF.
“El agua para mí es todo, hoy en día realmente la necesito, me equilibra, la necesito observar y estar siempre en contacto con ciudades que tengan agua, y a su vez me moviliza y cada vez me causa mayor sufrimiento verla contaminada, de ahí nace mi motivación para hacerme cargo de esta problemática que es de todos”, explica Yago.
Casi todas las escuelas de Yemen no tienen fuentes de electricidad adecuadas, lo que impide que los estudiantes tengan acceso a servicios de agua potable y saneamiento.
Desde el pasado mes de agosto, la familia de las Naciones Unidas—con la UNESCO como coordinadora y ACNUR y UNICEF como socios ejecutores—trabaja con el Gobierno de Ecuador, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad educativa para iniciar la implementación territorial de un programa plurianual de resiliencia financiado por La educación no puede esperar (ECW)—el primer fondo global de las Naciones Unidas para la educación en emergencias y crisis prolongadas.
"Apocalíptico" es la palabra que me vino a la mente cuando visité las comunidades de las zonas naranja y roja apenas nueve días después de la devastadora erupción del volcán La Soufrière.
Los equipos de las Naciones Unidas en todo el mundo continúan trabajando con el gobierno y los asociados para ayudar a abordar la COVID-19. Vea los aspectos más destacados a partir del 27 de marzo de 2020.