¿Cómo podemos vacunar al mundo? Cinco desafíos que enfrenta el mecanismo COVAX respaldado por la ONU

El objetivo del mecanismo COVAX respaldado por la ONU es llevar dos mil millones de dosis de vacunas a los brazos de alrededor de una cuarta parte de la población de los países más pobres para fines de 2021. ¿Cuáles son los principales desafíos que deben superarse, si este histórico esfuerzo global se va a alcanzar?
Las vacunas son una parte clave de la solución para poner fin a la pandemia de COVID-19 y, desde las primeras etapas de la crisis, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha argumentado que debe haber un enfoque coordinado para garantizar que todos, no solo las personas que viven en países ricos, reciban la protección adecuada contra el virus, ya que el mismo se está propagando rápidamente por todo el mundo.
De esta preocupación surgió el Mecanismo Mundial de Vacunas COVAX, la única iniciativa global que trabaja con gobiernos y fabricantes para garantizar que las vacunas contra la COVID-19 estén disponibles en todo el mundo para países de ingresos altos y bajos.
Aquí hay cinco cosas que debe saber sobre los desafíos que enfrenta el mecanismo COVAX y cómo se pueden superar:

1) Controles de exportación: ¿el eslabón más débil?
Al comienzo de la pandemia, UNICEF acumuló una reserva de 500 millones de jeringas en almacenes fuera de los países que las producían. Esta previsión rindió frutos: los países pusieron controles a las exportaciones de jeringas, los precios se dispararon y los suministros fueron limitados.
Varios países también impusieron controles a la exportación de vacunas, lo que llevó a la OMS a advertir contra el "nacionalismo de las vacunas", que fomenta el acaparamiento y tiene el efecto de hacer subir los precios y, en última instancia, prolongar la pandemia, las restricciones necesarias para contenerla y el sufrimiento humano y económico.
Hacer que las dosis lleguen a los brazos de las personas requiere una compleja cadena de suministro global. Desde los ingredientes necesarios para producir la vacuna, hasta los tapones y tubos de vidrio y plástico, hasta las jeringas. Debido a esto, las prohibiciones o controles de exportación de cualquiera de estos productos pueden causar importantes interrupciones en el despliegue de las vacunas.
Debido a las muchas formas en que los controles de exportación pueden limitar el suministro, los países más pobres tendrán muchas más posibilidades de proteger a sus ciudadanos si pueden fabricar vacunas ellos mismos.
“La OMS apoya a los países en sus esfuerzos por adquirir y mantener la tecnología y la capacidad de producción de vacunas”, dice Diane Abad-Vergara, directora de comunicaciones del mecanismo COVAX para la agencia, "a través de iniciativas como la Red de Fabricantes de Vacunas de los Países en Desarrollo (DCVMN), y les ayuda a desarrollar plantas adicionales para la fabricación — especialmente en África, Asia y América Latina — que serán esenciales para satisfacer la demanda actual de vacunas de refuerzo contra la COVID-19 y futuras vacunas.
“La expansión de la producción a nivel mundial haría que los países pobres dependan menos de las donaciones de los ricos.”

2) Llevar las vacunas a quienes las necesitan no es tarea fácil
Si bien todos los países que forman parte del mecanismo COVAX cuentan con la infraestructura necesaria para sacar palés de vacunas de los aviones de carga y llevarlos a almacenes refrigerados, los siguientes pasos pueden ser más complicados.
“Ghana, el primer país en recibir dosis del mecanismo COVAX, ha tenido un buen historial de distribución de dosis”, dice Gian Gandhi, coordinador mundial de COVAX de UNICEF, “pero otros países, como los del África occidental francófona, han tenido dificultades para reunir los recursos necesarios para dividir las dosis y distribuirlas por todo su territorio a los pueblos y aldeas donde se necesiten. Esto significa que, en muchos países más pobres, la mayoría de las dosis se distribuyen en los grandes centros urbanos”.
“Queremos asegurarnos de que nadie se las pierda”, dice el Sr. Gandhi, “pero, a corto plazo, la concentración de (número de) dosis en las ciudades al menos significa que la vacunación de los trabajadores de la salud y otros trabajadores de primera línea en las zonas urbanas, donde una mayor densidad de población los pone en mayor riesgo de exposición, se está priorizando”.
3) Se necesita más financiación para ayudar a la puesta en marcha en los países más pobres
Una forma de acelerar la puesta en marcha de la vacuna y la entrega desde los almacenes urbanos a áreas remotas es, simplemente, efectivo. “La financiación es una preocupación constante, incluso en la respuesta a una pandemia”, dice la Sra. Abad-Vergara. “Para continuar proporcionando vacunas a sus 190 miembros, el mecanismo COVAX necesita al menos 3,2 mil millones de dólares en 2021. Cuanto más rápido se logre este objetivo de financiación, más rápido podrán llegar las vacunas a los brazos de las personas”.
Las contribuciones de varios países, en particular la UE, el Reino Unido y los Estados Unidos han contribuido en gran medida a cerrar la brecha de financiación de las vacunas. Sin embargo, la financiación para la entrega de esas vacunas es más problemática.
UNICEF calcula que se necesitan 2.000 millones de dólares adicionales para ayudar a los 92 países más pobres a pagar artículos básicos como neveras, capacitación de trabajadores de la salud, gastos de vacunación y combustible para los camiones de reparto refrigerados, y está pidiendo a los donantes que hagan 510 millones de dólares disponibles de forma inmediata como parte de un llamamiento humanitario para atender necesidades urgentes.

4) Los países más ricos deberían compartir los excedentes en las cantidades de dosis
El mecanismo COVAX se encuentra compitiendo con países individuales que hacen tratos directos con compañías farmacéuticas, lo que ejerce una presión adicional sobre el suministro disponible de vacunas contra la COVID-19. Al mismo tiempo, los países más ricos pueden encontrarse con una oferta excesiva de dosis.
El enfoque actual de "yo primero" costará más a la larga, en términos de vidas, señala Diane Abad-Vergara, coordinadora de comunicaciones del mecanismo COVAX, de la OMS.
“Hacemos un llamado a estos países para que compartan sus dosis excedentes y se comprometan con el mecanismo COVAX y UNICEF lo antes posible”, dice el Sr. Gandhi, “porque se necesitará algo de gimnasia legal, administrativa y operativa para llevarlos a donde son necesarias. Desafortunadamente, actualmente no vemos demasiados países de altos ingresos dispuestos a compartir”.
“El enfoque actual de 'yo primero' favorece a quienes pueden pagar más y, en última instancia, les costará más económicamente y en términos de vidas”, advierte la Sra. Abad-Vergara. “Pero es importante tener en cuenta que los acuerdos bilaterales no impiden que un país reciba dosis o contribuya al mecanismo COVAX, particularmente a través de compartir dosis”.

5) La indecisión ante las vacunas: un motivo continuo de preocupación
A pesar de la abrumadora evidencia de que la vacunación salva vidas, la indecisión ante la vacuna, que existe en todos los países, sigue siendo un problema que debe abordarse constantemente.
Este fenómeno se debe en parte a la desinformación que rodea a todos los aspectos de COVID-19, que era motivo de preocupación incluso antes de que se declarara una emergencia sanitaria mundial y, en mayo, la ONU lanzó la campaña Verificado (Verified, en inglés), que lucha contra las mentiras y los mensajes distorsionados, con información confiable y precisa sobre la crisis.
“A lo largo de la pandemia ha habido una enorme cantidad de información errónea dando vueltas”, dice la Sra. Abad-Vergara. "La OMS está trabajando arduamente para combatirlo, además de generar confianza en las vacunas e involucrar a diferentes comunidades”.
Esta historia se publicó originalmente en inglés en el portal UN News (Noticias ONU).