Un futuro más brillante: Las mujeres del sudeste asiático apuestan por la energía solar
En el sudeste asiático, el desarrollo económico de la última década ha sacado a millones de personas de la pobreza, al tiempo que ha aumentado drásticamente su demanda de energía. Sin embargo, millones de personas no tienen un acceso adecuado a la electricidad. Hoy destacamos tres historias de mujeres de la región que aprovechan la energía solar para empoderarse a sí mismas, a sus familias y a sus compatriotas.
Liderando el sector de la energía verde en Camboya
Cuando Thida Kheav empezó a trabajar en una empresa solar privada en 2004, su pasión por la energía solar se encendió. “Yo vi los beneficios que puede ofrecer la energía solar. Ayuda a la población local a ahorrar tiempo y presupuesto y a tener electricidad para sus hijos”.
Más tarde puso en marcha su propio negocio. “Queremos combinar la energía renovable con la tecnología moderna para apoyar al sector agrícola en Camboya”.
Su camino hacia el éxito fue tortuoso. “Yo tenía poco dinero cuando empecé este negocio con mi marido”, dice. “Nuestro enfoque comenzó con solo vender nuestras ideas a los clientes y, si nos hacían un pedido, teníamos que pedir un préstamo con altos tipos de interés para empezar a desarrollar los productos para nuestros clientes”.
Thida es muy consciente de que las mujeres se enfrentan a muchas barreras a la hora de trabajar en la industria ecológica. “Yo creo que hay más mujeres interesadas en este sector de las energías renovables como yo, pero tienen pocos conocimientos e interés en investigar adecuadamente sobre él”.
Thida se unió al programa de la ONU ‘Empoderamiento económico de las mujeres en la industria verde’, a través del cual recibió una serie de formaciones sobre la integración de la perspectiva de género en las industrias verdes.
Ella tiene grandes esperanzas para las mujeres y la industria verde en Camboya.
“Yo quiero ver a más mujeres comprometidas y representadas en la tecnología y la industria verde”, dice. “Quiero concienciar más sobre las cuestiones ecológicas en Camboya, para ayudar a otras personas a adoptar un comportamiento más sostenible, y aumentar unidos los conocimientos y la I+D en el campo de las energías renovables”.
Gallineros ecológicos en Vietnam
Do Thi Phuong, de 42 años y madre de dos hijos que vive en un pequeño pueblo de Vietnam, es el principal sostén de su familia de seis miembros. Ella siempre ha sido la piedra angular de su familia en tiempos difíciles, pero la COVID-19 ha puesto a prueba su determinación como nunca antes.
Los pequeños agricultores como Phuong producen el 90% de las aves de corral de Vietnam, pero son muy vulnerables al cambio climático, a los desastres naturales y a las crisis inesperadas como la COVID-19. El impacto económico derivado de los cierres prolongados, las restricciones a los viajes y las normas de distanciamiento social se hace sentir con fuerza en los mercados rurales.
“Los caminos de la aldea, que solían estar llenos de comerciantes que venían a comprar pollos, pescado y productos de canela, estaban vacíos”, se lamenta Phuong, ya que los cierres significaron una pérdida de ingresos de hasta el 70% para su familia.
Incluso cuando los precios de los pollos se desplomaron, sus gastos de electricidad se duplicaron, porque la cría de pollos requiere alimentos y electricidad, y sus hijos se habían estado quedado en casa. Sus escasos ingresos se han visto reducidos al máximo, incluso después de recortar gastos y pedir un préstamo.
Las cosas han tomado un rumbo más positivo con la energía solar. A través del proyecto EmPower del PNUMA, Phuong está adquiriendo equipos de incubación y ventilación de pollos que funcionan con energía solar. El coste mensual de la electricidad para la calefacción, la ventilación y la iluminación de la cría de pollos será casi nulo con el sistema solar. EmPower y su socio CHIASE están ayudando a Phuong a desarrollar su plan de negocio y a seleccionar y adquirir el equipamiento más adecuado.
Los gallineros ecológicos son escalables, aportan dinero y ayudan a las comunidades en situaciones de dificultad a recuperarse de la crisis económica. Alrededor de 300 mujeres agricultoras de todo Vietnam están aprovechando los beneficios de las energías renovables y estableciendo nuevos modelos de negocio para la cría de ganado, el procesamiento de productos agrícolas y de hierbas, y el secado de fideos, pescado y fruta.
Para Phuong, la nueva tecnología es un signo de esperanza. “Espero poder utilizar la energía solar para ahorrar en el coste de la producción de los pollos y espero que ayude a mi familia a recuperarse de la COVID-19”, afirma.
Los patriotas de la energía de Indonesia: acelerar el acceso equitativo a la energía
En 17.000 islas repartidas en tres husos horarios diferentes, millones de indonesios tienen un suministro eléctrico intermitente durante menos de 12 horas diarias.
Ristifah, de 29 años, creció en una aldea rural y experimentó de primera mano la limitación del suministro eléctrico. “Sólo teníamos tres horas de electricidad al día”.
Pero las cosas pueden cambiar gracias a Ristifah y otros 22 patriotas indonesios de la energía. Contratados por el Ministerio indonesio de Energía y Recursos Minerales (Ministry of Energy and Mineral Resources, MEMR, en inglés) en el marco del proyecto ACCESS de energía limpia del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), supervisarán la instalación de plantas de energía solar de 1,2 MW sin conexión a la red, que proporcionarán electricidad a unas 20.000 personas en pueblos remotos.
Ristifah será asignada a Muna, un pueblo pesquero costero que depende en gran medida de generadores de combustible para obtener electricidad. Estos generadores a menudo no pueden satisfacer las necesidades de energía de las comunidades, a la vez que emiten humos tóxicos que son malos para el medio ambiente y la salud de las personas, causando problemas de salud como enfermedades respiratorias y cáncer.
Ristifah tiene la gran responsabilidad de garantizar el éxito del proyecto, pero está dispuesta a asumirla. Ella se trasladará a 1.500 km de su hogar en Java, la isla más poblada de Indonesia, para ocupar su puesto como facilitadora de energía de Muna. Pero dice que la oportunidad de marcar la diferencia en la vida de sus compatriotas hace que el sacrificio merezca la pena.
“Yo espero inspirar a más niñas para que alcancen la educación superior”, dijo. “Sueño con el día en que las casas brillen con las luces que la comunidad instaló, y los niños y niñas puedan tener un futuro mejor”.
Esas luces titilantes ayudarán a disminuir las desigualdades entre los indonesios de todo el país, según la Coordinadora Residente de la ONU en Indonesia, Valerie Julliand.
“La diferencia en el ritmo de desarrollo entre las zonas urbanas y rurales ha sido a menudo muy marcada, en gran parte debido a las discrepancias en el acceso a la energía”. Según ella, el trabajo realizado por los patriotas de la energía “garantizará que las comunidades tengan voz y voto en el desarrollo de importantes proyectos de infraestructura que afectan a sus vidas. Pueden contribuir en gran medida a solucionar la desigualdad entre las ciudades y el campo”.
Esta historia se basa en historias publicadas anteriormente por los equipos de las Naciones Unidas en Camboya e Indonesia, y por el PNUMA. El apoyo editorial fue proporcionado por Lyla Peng y Paul VanDeCarr de la Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD). Para más información sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Camboya e Indonesia , visite los sitios web de los equipos de las Naciones Unidas en dichos países (haciendo clic sobre los nombres de dichos países). Para saber más sobre los resultados de nuestro trabajo en este ámbito y en otros, lea el informe de la presidenta del GNUDS sobre la OCD.