La pobreza es una responsabilidad moral de nuestro tiempo. Por primera vez en dos décadas, la pobreza extrema está aumentando. El año pasado, alrededor de 120 millones de personas cayeron en la pobreza cuando la pandemia de COVID-19 causó estragos en las economías y las sociedades.
Un grupo de relatores especiales solicita una pesquisa sobre el estallido que sacudió a la capital de Líbano hace dos años con el objetivo de que haya justicia para las víctimas.
En declaraciones a Noticias ONU, Amina Mohammed dijo que la crisis global desatada por el virus podría y debería impulsar los esfuerzos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, los 17 objetivos acordados a nivel mundial para erradicar la pobreza, crear un mundo más igualitario y pacífico, y proteger el planeta.
Muchos de los líderes mundiales actuales identifican las amenazas comunes a todos—la COVID, el clima, la falta de regulación en el desarrollo de nuevas tecnologías. Todos están de acuerdo en que debe hacerse algo al respecto. Sin embargo, ese entendimiento común no va acompañado de acciones mancomunadas.
Un nuevo informe revela que alrededor del 17,5% de la población adulta en todo el mundo experimenta infertilidad. La condición afecta a personas de todas las regiones del mundo, y a pesar de ello, muchas de ellas no pueden acceder a tratamientos por los altos costos, la falta de financiación pública, el estigma social o la baja disponibilidad.
A medida que los Estados árabes abordan los desafíos para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los esfuerzos de recuperación ante la pandemia de COVID-19 ofrecen una oportunidad para remodelar sistemas económicos más productivos, inclusivos y sostenibles. Esto solo puede lograrse mediante mayores niveles de solidaridad, ambición y acción concertada a nivel regional.