Las entidades de la ONU apoyan conjuntamente a Indonesia en el desarrollo sostenible de los océanos

Indonesia y el océano son lo mismo – independientemente del lugar en el que uno se encuentre, el océano nunca está lejos. El 50% de la población vive en zonas costeras, y un océano sano y protegido es clave para el desarrollo y la prosperidad del país.
Pero con el declive de las poblaciones de peces y las toneladas de plástico que flotan en lo que antes eran aguas vírgenes, Indonesia – como el resto del mundo – tiene un problema del tamaño de un océano. Lo comprobé de primera mano en una aldea de pescadores del noreste del país, donde la pobreza va en aumento debido a que las capturas son cada vez menores como consecuencia de la sobrepesca industrial en los mares cercanos. Los pescadores que conocí ya no pueden vivir del único oficio que conocen. Lo que también saben es que no podemos extraer del océano más de lo que necesitamos; de hecho, tenemos que extraer menos para restablecer su salud, y lo que extraigamos tenemos que hacerlo de forma sostenible.
Ante esta emergencia y aprovechando la iniciativa de Indonesia de incluir el océano en la agenda del G20 bajo su presidencia, abogué ante el Gobierno por una nueva alianza nacional para aunar recursos y conocimientos, coordinar y aumentar el impacto conjunto hacia un objetivo común en apoyo del ODS 14 (vida submarina). Movilicé a los asociados internacionales para el desarrollo, reuní al sector privado (incluso a través del Pacto Mundial) y a las entidades de la ONU, para que se unieran y apoyaran a Indonesia en este camino. También aproveché los recursos de la Oficina de la Coordinadora Residente, en particular los conocimientos técnicos del economista, que ha sido decisivo en la redacción de la primera versión del Plan de Acción en torno a los cuatro pilares de Blue Health, Blue food, Blue Innovations y Blue Finance, así como del oficial de asociaciones, que ha desempeñado un papel fundamental en la reunión de los agentes nacionales. Además, asigné un mecanismo de financiación catalizador a través del presupuesto de coordinación de la Oficina de la Coordinadora Residente para poner en marcha la Secretaría de esta Alianza.

Y así es como 28 organizaciones – 8 ministerios del gobierno, 8 entidades de la ONU y 12 asociados para el desarrollo – acordaron unir fuerzas en el marco de la Alianza de Acciones de la Agenda Azul Nacional (National Blue Agenda Actions Partnershi, en inglés), que firmamos con el Gobierno de Indonesia y lanzamos al margen de la Cumbre de Líderes del G20 en Bali el 14 de noviembre de 2022. En el marco de esta alianza, los representantes de las Naciones Unidas, el gobierno y los socios para el desarrollo tendrán todos un asiento en la mesa para discutir la planificación, la financiación y la ejecución de proyectos – identificar sinergias y complementariedades que no habrían sido posibles bajo el antiguo modelo de cada uno centrado sólo en sus propias actividades y objetivos de nicho.
Las entidades de la ONU colaboran y apoyan a diversas entidades gubernamentales que abordan distintos aspectos de este problema. La pesca a pequeña escala, por ejemplo, será apoyada tanto por la FAO como por la ONUDI (UNIDO, en inglés), aumentando su competitividad bajo un enfoque ecológico. La Comisión Oceánica Intergubernamental (Intergovernmental Oceanic Commission, en inglés) de la UNESCO, el PNUD, el PNUMA y UNOPS contribuirán a apoyar la elaboración de políticas sobre diversos aspectos de una economía sostenible basada en los océanos. En el marco de esta alianza, la FAO, la OIT y ONU Mujeres también se implicarán en diversas iniciativas de desarrollo de capacidades. Los beneficiarios serán los millones de indonesios que dependen del océano.
El océano es un recurso inestimable y el sustento de la vida en la Tierra tal y como la conocemos. Absorbe casi un tercio de las emisiones de carbono, moderando el cambio climático; proporciona medios de vida y contribuye a la seguridad alimentaria.
El Gobierno indonesio se encuentra entre los pioneros que han reconocido que seguir como hasta ahora no es una opción, y respalda sus palabras con acciones, ofreciendo a los pescadores dinero por recoger la basura, lanzando proyectos para diversificar y aumentar los ingresos de las comunidades costeras rurales, y aprobando una nueva legislación para limitar la cantidad de residuos orgánicos que entran en el océano desde las piscifactorías.
Recurrir a la experiencia y a los recursos de las Naciones Unidas y de la comunidad internacional ha sido el enfoque adecuado para complementar los esfuerzos del propio Gobierno, porque todos queremos lo mismo: un océano con más peces y menos basura.
Escrito por Valerie Julliand, Coordinadora Residente de las Naciones Unidas en Indonesia. Apoyo editorial proporcionado por la Oficina de Coordinación del Desarrollo de las Naciones Unidas. Para saber más sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Indonesia, visite: Indonesia.un.org