Un regreso seguro a las clases presenciales en las zonas rurales de Ecuador

“La pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos.”
Con este extracto de la novela El Quijote del escritor español Miguel De Cervantes, te invitamos a acompañarnos en la conmemoración del Día de la Lengua Española.
La lectura y la escritura nos ayudan a dar el salto del saber al entender. De hecho, estas actividades forman parte de los conceptos básicos a priorizar como una de las acciones clave para la recuperación de la educación en la pandemia de la COVID-19.
En las siguientes líneas encontrarás el testimonio de una profesora y un grupo de alumnos de Ecuador, que vuelven a su aula, un espacio seguro en el que potencian colaborativamente sus habilidades de lectoescritura:

Como docente y rectora de la escuela Provincia del Cañar, Irma Quiñónez se siente feliz de poder compartir nuevamente con sus estudiantes. Asegura que no es lo mismo trabajar presencial que trabajar a distancia.
“La pandemia no nos ha afectado mucho en cuanto a contagios porque acá en el campo no estamos tan expuestos como en las ciudades, sin embargo, a mí como docente sí me afectó mucho porque dejé de ver a mis estudiantes en la escuela”, menciona Irma.
Desde julio de 2021, los alumnos de las 63 comunidades nativas chachi, épera y afrodescendientes que viven en el cantón Eloy Alfaro, en la providencia de Esmeraldas, regresan paulatinamente a sus aulas.
Irma estaba ansiosa por volver a la enseñanza presencial, y sus estudiantes también manifiestan la emoción de volver a clases.
“Me siento feliz de regresar a clases porque puedo jugar con mis compañeros y compartir con mi profesora Irma. En casa ya me sentía aburrido de solo ver televisión. En la escuela juego fútbol y aprendo más”, dice Junior Javier, de 12 años.

Por su parte, Merlía, de 8 años, menciona que en casa ya estaba cansada de lavar platos y hacer oficios del hogar. "En la escuela veo a la profesora, escribo, pinto y juego con mis amigos".

Irma destacó cómo los kits de agua, saneamiento e higiene han ayudado a sus estudiantes en su regreso seguro a las aulas.
“Ellos se sienten bien, se sienten limpios. Con acceso a agua limpia y a jabón se pueden proteger mejor del contagio por COVID-19”, agrega la docente.

Un total de 94 comunidades de Esmeraldas han recibido distintos insumos para lavarse las manos, bidones de agua, pastillas potabilizadoras y otros suministros donados por UNICEF, con el apoyo de la Oficina Europea de Protección Civil y Ayuda Humanitaria (ECHO).
Hasta septiembre de 2021, más de 12.000 niños de 118 escuelas rurales de Ecuador han podido reanudar sus clases gracias a estas donaciones, que formaban parte del apoyo de las Naciones Unidas al Ministerio de Educación de Ecuador para la reapertura de las escuelas en el contexto de la emergencia del COVID-19.
La pandemia del COVID-19 ha puesto en peligro el presente y el futuro de los niños y niñas de todo el mundo. En Ecuador, antes de la pandemia, aproximadamente 268.000 niños ya estaban fuera del sistema educativo y otros 187.277 estaban atrasados en la escuela. Pero tras el inicio de la emergencia sanitaria, se calcula que al menos otros 90.000 estudiantes se retiraron del sistema educativo.
Junto con la UNESCO, UNICEF y otros asociados, el Ministerio de Educación de Ecuador ofreció opciones educativas a través de la radio y la televisión, lo que permitió llegar al 93% de los hogares del país. El Gobierno de Ecuador también puso en marcha una plataforma virtual con más de 2.800 recursos educativos y 1,9 millones de usuarios activos.
Desde el pasado mes de agosto, la familia de las Naciones Unidas—con la UNESCO como coordinadora y ACNUR y UNICEF como socios ejecutores—trabaja con el Gobierno de Ecuador, el sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad educativa para iniciar la implementación territorial de un programa plurianual de resiliencia financiado por La educación no puede esperar (ECW)—el primer fondo global de las Naciones Unidas para la educación en emergencias y crisis prolongadas.
La versión original de esta historia fue escrita por Ana María Castro, UNICEF Ecuador. Esta versión editada fue producida con el apoyo editorial de la Oficina de Coordinación del Desarrollo (OCD).
Para más información sobre el trabajo de las Naciones Unidas en Ecuador, visite Ecuador.un.org.