Un nuevo papel para el liderazgo de las Naciones Unidas en los contextos más difíciles
Los países frágiles del mundo están en el centro de la crisis del desarrollo mundial. Para 2030, el punto final de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (Sustainable Development Goals, en inglés), se estima que el 85 por ciento de las personas en pobreza extrema en el mundo vivirán en estos volátiles lugares.
En un Foro Político de Alto Nivel de la ONU, celebrado anteriormente, el Secretario General de la ONU, António Guterres, señaló que a pesar del progreso global, la fragilidad estaba en aumento y que un mejor desarrollo era fundamental para prevenir conflictos y crisis, y ayudar a construir sociedades resilientes.
Guterres ha tomado medidas para reformar el sistema de desarrollo de las Naciones Unidas para acelerar el progreso hacia los ODS. Esto ha implicado, bajo el liderazgo de la Vicesecretaria General de las Naciones Unidas Amina Mohammed, el establecimiento de la nueva Oficina de Coordinación del Desarrollo de las Naciones Unidas (Development Coordination Office, DCO, en inglés), y una renovación del sistema de Coordinadores Residentes de las Naciones Unidas.
El éxito de estas reformas requerirá un nuevo “software” para el liderazgo de la ONU en el terreno, especialmente en contextos frágiles donde los contextos operativos son más complejos, fluidos y difíciles.
Para ayudar a escribir este nuevo "software", la Oficina de Coordinación del Desarrollo de las Naciones Unidas está utilizando el primer marco de liderazgo de la ONU. El marco, en parte, exige nuevas formas de trabajar, operacionalizadas en tres áreas principales de capacidad, o "ACT":
- Adaptarse: Repensar problemas complejos y multidimensionales y construir soluciones a la medida, en función de contextos locales.
- Colaborar: Conectar redes y resolver problemas colectivos (a nivel de accionar) a través de nuevas formas de coordinación.
- Transformar: Cambiar comportamientos que se centran en generar impacto positivo a largo plazo y en soluciones escalables.
La aplicación de este modelo de capacidades requerirá un cambio en las funciones que desempeñan los/las líderes y el personal de la ONU, y en las mentalidades, los comportamientos y la cultura operativa, subyacentes, que alimentan estas funciones.
Según el marco, los/las líderes de la ONU no deben actuar simplemente como implementadores de programas, sino como “convocadores y conectores” dinámicos dentro de la comunidad de desarrollo en general para aumentar la cooperación y el impacto. En ningún lugar es más urgente aplicar estas capacidades de liderazgo que en los contextos frágiles.
Describimos tres formas en las que estamos aprovechando el marco de liderazgo de la ONU dentro de reformas más amplias del sistema de desarrollo de la ONU para cumplir con la visión de Guterres de un mejor desarrollo en los lugares más difíciles.
Liderazgo funcional
La puesta en práctica de los principios de liderazgo de ACT en países frágiles requerirá un nuevo conjunto de tareas funcionales para el liderazgo de la ONU en el terreno.
En contextos frágiles, existe una necesidad cada vez más reconocida de las formas de trabajo descritas a continuación:
- Establecer plataformas de coordinación dirigidas por los países para resolver problemas de acción colectiva entre gobiernos, partes interesadas y asociados para el desarrollo, y mejorar el diálogo, la responsabilidad mutua y la movilización de recursos.
- Crear planes de resiliencia a nivel de país en lugar de a nivel sectorial, en pro de movilizar las capacidades estatales y sociales para hacer frente a los desastres, los conflictos y la pobreza, y abordar sus causas fundamentales.
- Usar métodos de adaptación para naturalizar tanto políticas como programas a problemas, contextos y crisis específicos en lugar de depender de las “mejores prácticas” extranjeras y los modos rígidos de implementación que son inflexibles ante la crisis o la variación contextual.
- Adoptar enfoques multipropósito de escalamiento, lo cuales utilicen el proceso de desarrollo para satisfacer la necesidad generalizada de desarrollar también la resiliencia a escala y ayudar a abordar las causas fundamentales cambiando los patrones de inclusión y cooperación.
Estas nuevas formas de trabajar constituyen tareas funcionales que el liderazgo de la ONU puede emprender para cumplir estos principios y mejorar el impacto en contextos frágiles. Es importante destacar que estas funciones deben realizarse conjuntamente, de manera que se refuercen mutuamente.
Las plataformas de coordinación o "espacios de colaboración" pueden ayudar a resolver los problemas de la acción colectiva entre las partes interesadas, pero si no son adaptables y ágiles, pueden convertirse en camisas de fuerza tanto de la planificación de arriba hacia abajo como de la condicionalidad de la ayuda, socavando la agencia de los gobiernos y las sociedades para encontrar sus propias soluciones a problemas complejos.
Los métodos de adaptación que no operan a escala no podrán abordar la magnitud de los complejos desafíos del desarrollo. Los planes de desarrollo que solo persiguen la reducción de la pobreza y el crecimiento, pero que no crean resiliencia ante los riesgos y las crisis, mantendrán a estos países en una trampa de la fragilidad.
El sistema de Coordinadores/as Residentes de la ONU se encuentra en una posición única gracias a su mandato de apoyar a los gobiernos y convocar a asociados internacionales para ejercer estas funciones para una mayor cooperación para el desarrollo.
Liderar con los precursores
Para aprovechar su mandato, la ONU continúa yendo más allá de las reformas internas y reuniendo a asociados de ideas afines para facilitar nuevas formas de diálogo y acción colectiva entre gobiernos, sociedades y asociados internacionales en países frágiles.
Muchos asociados para el desarrollo han tomado medidas para promover formas más eficaces de trabajar en contextos frágiles. Estos incluyen Grupo g7+, AfDB, UE, Banco Mundial, OCDE y organizaciones no gubernamentales, junto con los esfuerzos de la ONU.
De manera similar, muchos ascoiados y expertos están avanzando en el campo del “desarrollo adaptativo” a través de enfoques como la “adaptación iterativa impulsada por problemas”, el testeo de estrategias, la ciencia de la ejecución y el aprendizaje adaptativo, así como nuevos marcos de escala en países frágiles.
El sistema de coordinadores residentes de la ONU está ayudando a reunir a varios asociados “pioneros” junto con los gobiernos, la sociedad civil y el sector privado para dar forma a nuevos patrones de cooperación e impacto en contextos frágiles. Para asegurar el éxito, la ONU reconoce que debe reestructurar sus propias capacidades y culturas operativas.
Inclinados hacia el liderazgo experiencial
Las nuevas capacidades de liderazgo de la ONU no pueden fomentarse simplemente mediante capacitación, simulaciones y talleres. Deben echar raíces a través del liderazgo experiencial, también conocido como “aprender haciendo”, a través de equipos de las Naciones Unidas que reinventen los “espacios de colaboración”, cultiven asociaciones adaptativas y prueben nuevos enfoques de liderazgo.
Para avanzar en este enfoque, el nuevo laboratorio de la ONU sobre liderazgo asociado a los ODS, conocido como SDG leadership lab, en inglés, ha sido diseñado para ayudar de dos formas importantes a los equipos de las Naciones Unidas en los países y territorios.
En primer lugar, el laboratorio proporciona un entorno permisivo para que el liderazgo de campo de la ONU y los asociados nacionales experimenten activamente con nuevas ideas y enfoques sistemáticos, sin riesgo de desviarse del curso.
En segundo lugar, el laboratorio estimula nuevas formas de pensar fuera de lo que constitutyen las prácticas convencionales, las visiones del mundo y las "zonas de confort" operativas, en pro de abordar los complejos desafíos del desarrollo y apoyar a los/las reformadores/as a medida que repiten, tropiezan y se adaptan para encontrar nuevas soluciones y "aprender haciendo". La adopción de nuevos métodos para alcanzar los ODS en contextos frágiles requiere espacio para la experimentación y el aprendizaje.
No existen caminos inamovibles para salir de la fragilidad. Dicho proceso, o viaje, suele ser largo, controvertido, violento e incierto. Para que la ONU ayude a los países y territorios a superar sus frágiles situaciones, la Oficina de Coordinación del Desarollo está ayudando a trazar un nuevo papel de liderazgo para los/las líderes de la ONU sobre el terreno. En última instancia, esto requerirá un nivel más profundo de transformación organizacional impulsado por nuevos principios de liderazgo, prioridades funcionales y capacidades.
Un número cada vez mayor de gobiernos y asociados para el desarrollo están trabajando para lograr respuestas más resilientes, adaptables y coordinadas; pero el progreso sigue siendo lento, tenue y desigual. Las transformaciones del liderazgo de la ONU pueden facilitar nuevas formas de trabajar y acelerar la acción colectiva sobre el terreno para no dejar a nadie atrás. El momento de “ACT”-tuar es ahora.
Las opiniones expresadas por los/las autores/as no reflejan necesariamente las de ninguna organización o entidad.
Actualización, 5 de abril de 2019: Este artículo se ha actualizado para reflejar el nuevo nombre de la Oficina de Coordinación del Desarrollo de la ONU, o DCO.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en Devex.