Proteger a niños refugiados vulnerables en El Cairo y ayudarlos a superar todos los pronósticos
Farah Nassef, de 26 años, sabe lo fácil que es perderlo todo y ser expulsado de tu casa.
“Una de mis parientes se vio obligada a abandonar el país para evitar el reclutamiento militar forzoso de sus hijos. Dejó su casa, sus amigos y la vida que había construido durante décadas debido a las devastadoras consecuencias de la guerra”, explica Farah, quien es una ex asistente voluntaria de protección infantil de la ONU para el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR / ACNUR) en El Cairo.
Antes de que esto sucediera, a Farah le parecía que las guerras, los conflictos y los refugiados eran una realidad lejana a sí misma—algo de lo que solo leería en los periódicos o escucharía en las noticias. Pero todo eso estaba a punto de cambiar. Farah tuvo el descubrimiento revelador que le dio un nuevo sentido de propósito: apoyar las necesidades de los migrantes y refugiados, como sus parientes que, en ese momento, no podían valerse por sí mismos.
“Ahora me doy cuenta de que cualquier persona puede verse obligada a huir de su hogar, y eso me hace sentir infinitamente más agradecida por cada privilegio que tengo en mi vida”, dijo Farah.
Farah se embarcó en su viaje de voluntariado a través de una organización no gubernamental como estudiante universitaria en el Reino Unido. Ayudó a padres, madres y representantes migrantes y refugiados a aprender inglés y a participar más en la educación de sus hijos e hijas. También se ofreció como voluntaria en un centro comunitario para ayudar a los refugiados a mejorar sus habilidades de conversación en inglés.
Con esta experiencia de voluntariado y una maestría en Relaciones Internacionales en su haber, el trabajar con refugiados se convirtió en un foco central en la vida de Farah. “Solicité varias oportunidades de trabajo y voluntariado que implicaban trabajar con refugiados. Así es como comencé mi viaje de dos años como parte de Voluntarios ONU en el ACNUR en El Cairo, Egipto”.
La Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados brinda asistencia en materia de registro, determinación de la condición de refugiado y protección a refugiados y solicitantes de asilo de 58 nacionalidades, en coordinación con ONG nacionales e internacionales.
En su papel de Asistente Voluntaria de Protección Infantil de las Naciones Unidas, Farah ayuda a proteger a niños refugiados vulnerables. Ella se basa en su experiticia y experiencia de vida para brindar una variedad de servicios — que incluyen asesoramiento y evaluación de riesgos y necesidades de protección en el mejor interés de los niños y las niñas.
La mayoría de los niños con los que trabaja Farah no están acompañados—ya que llegaron a Egipto sin sus padres y/o sin un cuidador legal. Otros niños vulnerables incluyen a aquellos que enfrentan abuso, violencia, explotación o negligencia.
"Nos relacionamos con asociados y líderes locales para identificar a los miembros de la comunidad que sean capaces de brindar ayuda y luego monitoreamos el proceso", explica Farah. "Regularmente facilito reuniones y capacitaciones comunitarias, para obtener la ayuda de las personas en el proceso de identificar y referir casos".
El papel de Farah no está exento de desafíos. El Cairo, un entorno urbano superpoblado, resulta extremadamente difícil para supervisar a los niños refugiados.
Pero esos momentos en los que una vida cambia (y tú lo presencias) son inolvidables. Como los momentos en que los niños se reúnen con sus familias. De esto se trata el trabajo de Farah:
"Uno de mis recuerdos favoritos fue entrevistar a un niño de 14 años y descubrir que tenía un hermano viviendo aquí que no conocía. Los reunimos, y ambos estaban abrumados y llorosos; fue un momento maravilloso. Han sido viviendo juntos desde entonces”, dijo Farah.
Este artículo se publicó originalmente en el sitio web de la ONU en Egipto.
Escrito por Yasmine El Demerdash, ACNUR